Escucho el sonido de tus pasos… Gotas de lluvia que caen más allá de las paredes que construí y llamé mi refugio… Pasos que atemorizan mi fortaleza, gotas que debilitan las paredes que hoy caen sobre mí… Gotas alegres, música que hace sonreír la tierra y sus caminos, pasos airosos que hacen temblar al pasado y sus fantasmas…
Yo aquí, lloro mi amargura mientras intento protegerme de mil caídas que me trajeron hasta aquí… Vivo entre las ruinas de las melancolías, acompañado de recuerdos que sujeto a mi alma y que me van arrastrando hacia los abismos, infiernos, vacíos por tu ausencia. Soy prisionero del tiempo, vivo entre cárceles de nostalgias y ellas, melancolías y nostalgias, se alegran cuando escuchan tus pasos y mi amargura sonríe haciéndome infeliz… Me escondo de esta lluvia de agosto porque no tengo ya la valentía para sentirla…
Son tantas las marcas de tu ausencia, tanto el dolor que siente mi culpa, tanta la ira de mi tristeza… Me atormenta el sonido que dice que estás cerca, es como un río que desciende de las montañas amenazando y trastornando, con su andar inquieto, el paisaje que pudo ser tranquilo, me atormenta porque te escucho cerca pero sé que aun no estás aquí… Y no sé si quiero verte llegar, es que mi amargura baila y pasea los días soleados, justifica la vida y me enseña a ser fuerte, pero se enciende el temor, se agita su alma al escuchar tus pasos acompañados por la danza de la brisa que se asoma por estas ruinas…
Yo aquí, lloro mi amargura mientras intento protegerme de mil caídas que me trajeron hasta aquí… Vivo entre las ruinas de las melancolías, acompañado de recuerdos que sujeto a mi alma y que me van arrastrando hacia los abismos, infiernos, vacíos por tu ausencia. Soy prisionero del tiempo, vivo entre cárceles de nostalgias y ellas, melancolías y nostalgias, se alegran cuando escuchan tus pasos y mi amargura sonríe haciéndome infeliz… Me escondo de esta lluvia de agosto porque no tengo ya la valentía para sentirla…
Son tantas las marcas de tu ausencia, tanto el dolor que siente mi culpa, tanta la ira de mi tristeza… Me atormenta el sonido que dice que estás cerca, es como un río que desciende de las montañas amenazando y trastornando, con su andar inquieto, el paisaje que pudo ser tranquilo, me atormenta porque te escucho cerca pero sé que aun no estás aquí… Y no sé si quiero verte llegar, es que mi amargura baila y pasea los días soleados, justifica la vida y me enseña a ser fuerte, pero se enciende el temor, se agita su alma al escuchar tus pasos acompañados por la danza de la brisa que se asoma por estas ruinas…
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