viernes, 20 de abril de 2012

DE RELATOS DE ABRIL PRONUNCIADOS EN NOVIEMBRE...


Siempre fui un desastre, al principio de mis diez años ya quería ser un adolescente; en mi adolescencia quise ser adulto, después de mis veinticinco años añoré la adolescencia y quise volver a esos días, y hoy, a mis treinta y un poquito más, quiero ser niño de nuevo. Lo comento para justificar el desorden en mi memoria y mis problemas con las fechas y lugares. A veces me preguntan que desde cuándo estoy separado y yo no sé qué contestar; a veces me preguntan que desde cuándo estoy en Cabimas y hago una pausa para intentar recordar a qué edad llegué aquí. A veces sueño que estoy perdido entre calles que conozco bien, en mi sueño siento la necesidad de ir a mi hogar y no sé si debo ir a Quebrada Honda, a Aroa, a Maracaibo, si de repente sería mejor aventurarme a Sabana de Mendoza, al Consejo de Ciruma, volver a Cabimas, a veces, en mi sueño, me quedo paralizado y al despertar siento la agonía de estar perdido aun. Algunas veces en mis sueños sencillamente me quedo vagando por las calles porque no sé en qué tiempo estoy y a dónde pertenezco. ¿Necesito un psicólogo que me escuche y diagnostique mi condición? ¡Lo he pensado!



Un desastre, es lo que soy. A veces quiero tener mejor memoria, envidio a quien puede recordar las fechas importantes en su trayectoria, tengo un amigo (Joel López, quien seguro leerá esta nota), él puede recordar fechas exactas sin problemas. Y no es que yo no he vivido momentos importantes y satisfactorios… ¡He vivido momentos que valen eternidades! Pero el problema es que soy un desastre y no tengo memoria.  Tengo amigos que pueden recordar nombres, escucho a veces a algunos decir cosas como: “yo supe a mis cinco años de edad que sería cantante, a esa edad ya sentía la música arder en mí…”. Los escucho y me asombro, entonces me pregunto “¿y yo? ¿A qué edad sentí las letras causando caos en mí?”. No lo recuerdo, pero sé que escribí un relato en mi niñez y aunque nunca lo guardé y no recuerdo de qué trataba ese primer relato, hay algo que no puedo olvidar: sentí satisfacción al escribirlo, tanta que no quería entregarlo a la maestra en el colegio porque sentía que era mío y sólo yo podía entenderlo. No sé cuántos relatos escribí después de ese, tal vez es bueno no recordar de qué trataba, cómo estaba escrito, cuál era su forma y fondo, pues quizás de recordarlo lo habría menospreciado en algún momento. Porque a veces somos duros con lo que hemos sido…  Recuerdo que mucho tiempo después volví a sentir satisfacción al escribir un bosquejo basado en la historia relatada en el evangelio según San Mateo 9:9. También recuerdo un relato que escribí una tarde en la facultad de humanidades de la Universidad del Zulia, el relato era para una linda chica de la facultad, a quien no volví a ver y no me alcanzó el tiempo para entregarle el relato. Y así, tengo recuerdos vagos de momentos en los que me reconocí prisionero de letras.



¡Pero en el año 2008 sucedió un milagro! No recuerdo el orden, pero tropecé en un mismo mes con Beatriz Perdomo, Isabel Fernández y Keila Ochoa. ¡Fue un milagro! Keila Ochoa resultó ser una escritora talentosa y de pluma fértil, una bendición. Llegué a su página y después de leer una leyenda de su novela “Palomas”, le envié un correo. Keila respondió mi correo dándome unos consejos y además me sugirió que abriera un blog y me dedicara a escribir tan seguido como pudiera, que expusiera mis letras a la crítica, que las soportara y creciera con ellas. Abrí un blog: “La vida no es corta”. Isabel y Beatriz me dieron la bienvenida a la blogósfera, visitaban mi blog continuamente y me dejaban comentarios y sugerencias en cada artículo publicado. Keila también aparecía y dejaba sus huellas, luego se sumó Patricia Ibarra, Nelly Escotto, Celeste del Rosario, Alejandro Vázquez, Anyul Led Rivas, Luisanna Jaimes, Roysa Socorro, Michel Ibarra, etc. Poco a poco aprendí a leer mejor, a escuchar mejor, me sentí en confianza y abrazado por un círculo de personas amables y agudas. Se sumó Enrique Crespo, Claudia Lama, Claudia González, Carolina García, Febe Mendoza, Zafiro, Salma Hassan. Y muchas personas más.



En el año 2008 encontré en un blog un ejercicio, un escenario para crecer y una solución a mi mala memoria y mi deseo de poder recordar fechas exactas de publicaciones y días importantes, y allí, en mi blog, está todo registrado. Allí hay huellas de mi romance loco con el cristianismo, de mis despechos, de mis alegrías, de mis melancolías, de mis nostalgias, de mis manías con algunos meses, de mis amistades; allí, en “La vida no es corta”, están registradas las fechas de mis logros e incluso de los fracasos más significativos, esos que me han permitido aprender con consciencia.



Sigo en mi afán de publicar de distintas maneras, he logrado pequeñas metas, progresivamente, como la publicación de mi relato La fe de mi padre, la próxima y cercana publicación de Rubia, la nominación entre finalistas y ganadores de algunos concursos, y la formulación de proyectos que me permiten definir mejor los pasos que siguen.



El día de ayer publiqué en formato digital y para descargas gratuitas una colección de treinta relatos bajo el titulo “Relatos de abril pronunciados en noviembre, relatos cortos escritos con mi mano izquierda”.  La publicación de ese volumen,  que reúne treinta relatos de los que he publicado desde el 2008 hasta abril del 2012, es una expresión de nostalgia, es un grito de mi melancolía, es un intento de dejar otra huella en mi blog, otra huella que me permita mañana mirar al pasado y sonreír. Algunos de esos treinta relatos ya han sido comentados en mi blog por estas personas que mencioné anteriormente;  otros de esos treinta han sido comentados por ti, que estás leyendo ésta nota, tal vez encuentres relatos que no alcanzaste a leer en mi blog. Algunos hablan de alegrías, otros de tristezas, de despechos o de romances, otros hablan de sueños y unos de pesadillas… Algunos fueron escritos durante el amanecer, otros fueron escritos en las noches más oscuras; estoy seguro que muchos de ustedes sabrán cuáles fueron escritos durante una tarde soleada, en una plaza, durante un viaje, en la montaña de mi abuelo, en el pueblo de mis padres, en una banca de alguna iglesia, caminando por las calles de una ciudad…



Si aun no lo has descargado te invito a hacerlo, y recíbelo como un regalo por la compañía durante estos años, meses, días u horas. Recíbelo como un regalo por los años que vendrán, o por los que seguirán incrustados en nuestros recuerdos, con fechas o sin fechas, con imágenes o sin imágenes… Creo, y tal vez con eso justifico ahora el desastre que soy, que vale la pena recordar al menos el sentimiento que brota de un encuentro,  y no importa si hay distancia entre lo dos, que las letras sigan acercándonos…




Para descargarlo presiona AQUÍ, y luego sigue los pasos... 

RELATOS DE ABRIL PRONUNCIADOS EN NOVIEMBRE


"...Se abren nuevos caminos, llamados noviembre, y voy con una vida aun sin estrenar; no quiero poderes, ni cielos azules, no quiero refugios... Yo ambiciono más, apunto más lejos...Yo quiero pronunciar en noviembre los cuentos escritos en tu alma una tarde de abril…"


En "Relatos de Abril pronunciados en Noviembre" Se presentan 30 relatos que son espejos de un alma atormentada por un futuro anhelado y un pasado que sigue siendo presente a través de los sueños. Desde las nostalgias de noviembre, entre los días de brisa y lluvia, el alma pronuncia los anhelos y sueños forjados en abril. Relatos que encarnan en letras las imágenes que todo ser humano guarda y esconde en sus memorias, incluso aquellas que algunos ya han olvidado en ese afán, a veces inevitable, de vivir de prisa...

Descárgalo gratis AQUI.

martes, 17 de abril de 2012

SANTÍSIMO DIOS...


No puedo generalizar, en mis treinta y un año de vida he pisado una gran cantidad de templos. Recuerdo, incluso, que a mis nueve años fui “un niño predicador” y eso me permitió pisar “los altares” de una gran cantidad de templos. Así que no puedo generalizar, he pisado algunos en los que se permite pensar, en los que uno puede expresarse, en los que la interacción es real y no conveniente. Pero sigue siendo mayor la cantidad de templos en los que la libertad sólo es un concepto conveniente que esclaviza.


No sólo la libertad es un concepto conveniente; en muchos lugares y a través de los labios de muchas personas, “dios” sigue siendo una idea, un instrumento, un método y hasta una credencial que acredita a sus portadores para validar las más retorcidas doctrinas que fomentan desigualdades y conflictos sociales…


Así que si hoy tuviera que iniciar mi oración con una frase como "santísimo dios", como condicionan en algunos templos, sería para decirle al dios de esos templos: 


"Santísimo dios, deja tus vestiduras santas en tu cielo y ven acá, ven dispuesto a ensuciarte mientras jugamos fútbol en alguna cancha abandonada, con los adolescentes de mi barrio o en algún terreno cubierto por la maleza, ven y juega con ellos que desesperados y en silencio anhelan un mejor porvenir... 


Ven y prueba nuestra versión del cielo, a lo mejor y te quedas aquí con nosotros. Sal de los templos un rato, míralos desde afuera, contempla la majestuosidad de esos templos y compáralos con los ranchos improvisados situados en esos lugares que con desprecio, muchos de los que entran a los templos, llaman “invasiones”. Si te llenas de ira, al comparar los lujos de esos templos y la pobre condición de muchos habitantes de las invasiones, prometo no juzgarte, no podría porque conozco la ira e incluso la impotencia. Pero si bajas de los cielos y sales de los límites de los templos quédate unos días y pasea por las calles de la América Latina, así podrás ver cómo el mundo está girando; tal vez escuches los gritos de los que dicen estar ofendidos, pero no te confundas, a ellos les ofende el hecho de que ya no podrán seguir abusando de las tierras que no son suyas, de la libertad que no puede seguir siendo administrada... 


Baja de los cielos, que a lo mejor te seducimos con el porvenir que vislumbramos, ven y junto a nosotros conviértete en prisionero de esperanzas...


Por un rato vístete de identidad latina y quédate en nuestras tierras a escuchar la lluvia bajo los techos de lata, quédate a escuchar a nuestros ancianos hablando de "aquellos tiempos", quédate y observa cómo el mundo va girando y nuestras tierras latinas van librándose de las cadenas y rastros del coloniaje... De paso, observa cómo vamos silenciando las voces de esos que dicen hablar en tu nombre, y que en tu nombre están saqueando los barrios, las familias, ven con nosotros a silenciar a esos que están robando con palabras santas el sustento de las familias, el salario que, con tanto trabajo, algunos adquieren... 


Ven y mira cuan absurdas se vuelven esas escatologías que se prenuncian en tu nombre... A lo mejor y termines brindando con nosotros mientras reímos de lo cruel que han sido quienes dibujan tu rostro... Conozco lugares en los que se puede estar tranquilo, en los que no importa si eres un dios o un mortal, no importa tu color de piel, no son templos, pero puedes sonreír y conversar hasta el amanecer… Siéntate un rato en una de nuestras plazas y admira cuán grandioso es ser humano, aunque muchos se obstinan en desconocer tal grandeza.


Ven y denunciemos juntos, acompáñanos a sabotearle el juego a quienes deberían fomentar el bienestar común y contrario a eso se aprovechan de sus posiciones para explotar y colonizar..." 

Esa sería mi oración y definitivamente no la pronunciaría dentro de algún templo, pues a veces pienso que en ellos dios está obligado a guardar silencio o a responder convenientemente...

domingo, 15 de abril de 2012

HISTORIAS DE ABRIL V.

A veces nos vamos perdiendo mientras creemos avanzar, nos obsesionamos con progresos, aventuras; nos adherimos a un estilo de vida ajustando el transitar a las analogías que creemos encontrar… Que la vida es una carrera, que es una batalla, que es un sendero y tantas cosas más… Vamos apegándonos a conceptos: libertad, independencia, éxitos… Conceptos que nos hacen esclavos y nos encajonan en una gama de juegos y así, sin darnos cuenta, somos la más tonta descripción de lo que es la vida...


Al cabo de un rato, un rato en el transcurrir del tiempo, creemos despertar; y de nuevo el afán por vivir de otra manera, y seguir rodando, transitando, huyendo o entregándonos, creyendo que ahora somos libres, pero ¿existe la libertad? Supongo que existe mientras la añoramos, porque en nuestra memoria hay recuerdos de aquella vez cuando tal vez sí fuimos libres… Antes de que existieran los conceptos e incluso las palabras…Y tal vez la libertad nunca más volverá a ser igual, porque nunca podremos olvidar las palabras, los conceptos, las analogías, porque nunca podrá la mente detenerse en el afán involuntario de pensarlo todo…


Él lo pensó, durante mucho tiempo… Jamás sería libre otra vez, porque eres esclavo de la sed y al saciarte eres esclavo de la satisfacción de no sentirla más… Se declaró esclavo, pero en su propio afán decidió que no sería esclavo de la esclavitud, sino de la independencia. Con arrogancia lo desconoció todo, se arrojó en contra de todo y en dirección contraria hizo de su andar un concepto. Se declaró no pertenencia, se alejó de los pueblos, andando por todos los senderos, negándose el recuerdo. Desafió los cielos y los infiernos, desafió sus dioses y sus demonios.


Hasta aquella mañana presumió su independencia, su nomadismo... Nunca antes dolió ser esclavo o libre, hasta entonces nunca sangró su alma forastera... Al ver sus ojos, quiso ser su pertenencia, quiso tener el valor de aceptar su cobardía disfrazada de coraje y rendirse frente a ella... La contempló religión y salvación, mientras la descubría como sendero y vida... Y entendió que su vida siempre fue aire esperándola, para ser aliento respirado por ella, esperando moribundo sin aliento...


Y conoció el infierno, al saber que hasta entonces su existencia había sido existencia sin ella... Y aunque después de verla se preguntó cómo podría seguir viviendo sin caminar a su lado no tuvo el valor… Algunos vicios terminan venciendo el alma…


Aquella mañana, por un momento, no existieron las dudas. No hubo espacio para las dudas, porque tampoco existió el espacio; no hubo tiempo para las dudas, porque aquella mañana ella ocupó el espacio de sus tiempos. No existieron los recuerdos, no existieron las palabras porque ella  fue su memoria, aquella mañana por un momento supo que la vida no es un concepto… 

viernes, 13 de abril de 2012

HISTORIAS DE ABRIL IV.

Ella sonríe, inmóvil, sentada. Su sonrisa es una burla, aunque no se burla mientras sonríe. Pero ofende a la lógica una simple sonrisa cuando la lógica espera argumentos. Ofende a la historia una sonrisa que desconoce el pasado mientras existe, que existe sin armonía con el presente y que ignora el futuro y sus conceptos.


Su sonrisa es llovizna perdida que danza en verano, que baila entre las veredas muertas construidas por la muerte, que burla las trampas vivas de la misma vida. Es río que abre camino con gracia y fuerza en los caminos inexistentes de los desiertos… Es objeto que desconoce la gravedad y sin senderos pasea por los mundos… Es burla y ofensa…

Es una burla a los dioses, dibujados por hombres sobre el lienzo de la historia y sus tiempos… Es como el alma que recién se asoma al nido de mundos que llamamos mundo; es deseo, deseo no deseado aun, deseo que navega en el día, deseo esperando la noche para ser ilusión de los sueños que todavía nadie sueña…

Su sonrisa no tiene memoria, burla los destinos del mismo destino… Acobarda la valentía de las sombras cobardes que desde el pasado se asoman al presente para oscurecer el futuro.


Ella sonríe y no me sospecha, tal vez no entiende qué sucede en mi mirada… Mi mirada se extiende y reposa en su sonrisa, y allí se cuelga. Mi mirada es suicidio que encuentra dulce descanso en su sonrisa… Su sonrisa es el dios de mi mirada, que se inclina ante ella, que encuentra refugio en ella, que ofrece su melancolía como ofrenda… Que anhela el bautismo en sus labios, para olvidar, para soñar, para perderse junto a ella…


Ella sonríe, inmóvil, sentada… Yo la miro, sonrío mientras la miro…

martes, 3 de abril de 2012

HISTORIAS DE ABRIL: III.


Durante mucho tiempo deseó no tener memoria del pasado. Le estorbaban sus errores, pensaba continuamente que de no haberlos cometido otra sería su vida. Pero sabía que no se puede retroceder en el tiempo y tomar otros caminos, aunque disfrutaba las ficciones desarrolladas en base a la idea de “volver al pasado” y había memorizado las leyes que predominaban y coincidían en todas  las ficciones cinematográficas. Eso fue en su juventud, pero ya lo años habían transcurrido y de su juventud sólo quedaban recuerdos. Malgastó los mejores años de su vida en lamentos, sin el coraje para extraer lecciones de sus errores, sin la valentía de asumir los fracasos como aprendizajes.


Muchas mañanas ejercitó su mente intentando hacerse hábil en lo que definió como el arte de la distracción; tal arte era el concepto con el que justificó su cobardía. Esquivó oportunidades pensando que así podría evitar la aparición de los fantasmas que, a pesar de su esfuerzo, seguían apareciendo con antojos propios. Cuando éstos aparecían desaparecía él; se le veía caminando como se ven las hojas secas llevadas por la brisa cualquier día de verano, se le escuchaba quejumbroso, excusándose con el pretexto de lo que nunca sucedió, diciendo que de haber sucedido él sería otro. Se perdió las oportunidades de cambiarle el rumbo a su vida, de transitar otros caminos; nunca pudo decidir otro destino porque nunca percibió los momentos en los que tuvo las opciones.


Fue una mañana, a sus setenta. Su cuerpo aun presumía de fuerza, sus ojos contemplaban sin desgastes, se levantó de la cama y se sintió desconocido; miró a su alrededor y todo era extraño. Se levantó y una extraña fatiga le hizo perder el equilibrio y por un par de segundos se apoyó en la pared, poco a poco fue reconociéndose, reconoció también las paredes, la cama, el lugar completo. Esa mañana sus dos hijos llegaron, con sus esposas e hijos. Los contempló, pensó que todo pudo ser mejor, que él pudo ser mejor para ellos. Así son algunos vicios: aprisionan la voluntad y disfrazan la alegría. Él no podía simplemente disfrutar. Notó, mientras transcurría el día que habían ciertos espacios vacíos en su memoria, intentó recordar ciertos momentos a los que sus hijos hacían referencia, pero fue inútil. Al anochecer supo que su memoria se desgastaba. Pasaron semanas, meses y algunos años. Su memoria iba despojándose con más rapidez de los recuerdos. Su deseo se había cumplido: olvidaba el pasado.


Poco a poco lo olvidó todo, y en el proceso lamentó cada detalle olvidado. En ocasiones deseó su memoria completa, reconoció que el pasado puede ser aliado del hombre y que algunos fantasmas son necesarios en la vida.


Creo que fue casualidad, acepté la invitación de visitar el Hospital Adolfo Pons de Maracaibo. Caminé entre algunos pasillos, entré a algunas de las habitaciones del hospital junto a un par de amigos. Entonces tropecé con él, lo vi acostado y me acerqué. Su rostro reflejaba su agonía, sus dos hijos estaban sentados a su lado, me le acerqué y él disimuló conocerme con una sonrisa, la misma con la que quizás intentaba engañar a sus hijos diciéndoles que los reconocía. Con su brazo me obligó a inclinarme a la altura de su rostro y me susurró al oído: “voy a morir sin pasado, sin saber quién fui o quién soy”.

lunes, 2 de abril de 2012

HISTORIAS DE ABRIL: II.


Lo comprendió al verla.


Esas cosas suceden a menudo, he sido testigo algunas veces, tal vez tú también; te pasas toda una vida argumentando, negando lo que consideras insostenible, y en un instante todos tus argumentos son ridículos.


A pesar de toda la angustia vivida su madre murió en paz, con una extraña convicción o una tonta ilusión: en algún momento él volvería a ser aquel hombre sonriente que una vez fue. Y así murió ella, sonriéndole a la vida, sonriéndole a él que también fue su vida.


La muerte anunciada le confirmó lo que él creyó descubrir quince años antes, cuando su padre murió en aquel trágico accidente en la autopista intercomunal de la ciudad. Renunció a su rutina dominical de asistencia a la iglesia y reconoció que su rutina no lo salvaría del único destino seguro del ser humano y de todo ser vivo.


Creyó absurda la ilusión que tantas veces lo llevó a pensar y asegurar la existencia de un dios;  afirmó en algunas conversaciones que si algún hecho o idea tenía caracteres superiores y divinos, era la muerte. Decidió jamás pensar en dios y por un tiempo mientras intentaba dejar de pensar en dios pensó más en el asunto, descubriendo que existen tantos dioses como lo suponen los seres humanos al creerlos ciertos. Se ejercitó para no darle vida a ningún dios con sus pensamientos, y en su aventura se volvió desconfiado y solitario, su vida insípida; a veces caía en cuenta de su aburrimiento, pero creía que su coraza lo mantendría un poco más alejado de la muerte.


Algunas noches lloraba la ausencia de su padre, o se excusaba en ella para llorarse a sí mismo; y cuando ya la ausencia de su padre no justificaba su llanto ocurrió lo de su madre.


En algún momento tomó  la decisión de sentarse algunas tardes en la plaza del parque La Bandera, allí lo conocí. Caminaba un rato y luego se sentaba y encendía un cigarrillo mientras a su alrededor una manada de humanos trotaban hacia todas las direcciones y por todos los senderos del parque. Al principio intenté convencerlo de mis ideas sobre un dios, también del supuesto sentido que le encontré a la vida, pero él sin intentar convencerme desarmaba mis argumentos dejándome cada vez con menos convicciones. En cada encuentro sus conceptos y el sabor amargo de la vida, que emanaba de su alma, se tornaban en néctar dulce para mí.


Conversando con él aprendí que la historia revela tantas identidades de dioses como tiempos y espacios han sucedido, y que cada concepto e identidad de los dioses en la historia refleja el concepto e identidad de la sociedad en cada escenario. Aprendí que tengo derecho a cuestionarlo todo, que puedo hacerlo, que puedo dejar de ser esclavo, constantemente, de las ideas que creyéndolas mías no son más que herencia histórica. Eso creí muchas veces hablando con él.


Fue una tarde, yo estaba sentado a su lado, él encendía un cigarrillo mientras conversábamos. Una chica se acercó a nosotros y sonriendo lo saludó y le pidió un cigarrillo. Lo vi en su rostro mientras respondía al saludo y extendía su mano con los cigarrillos. Ella le dio las gracias y se alejó mientras él sonreía, de nuevo sonreía. Volvió a mí para continuar con la conversación, sin importarle en qué habíamos quedado, sólo me miró y me dijo: “Tal vez de nuevo estoy equivocado, tal vez puede que exista un dios, y creo que lo vi en los ojos de esa linda chica”.

Se despidió y se fue fumándose su cigarrillo, y una vez más me quedé yo, allí sentado, pensando que todo es posible, que no existen convicciones tan seguras y firmes para no cuestionarse… No se si volvió a creer en algún dios, después de aquella tarde no pude volver al parque de aquella ciudad, pero tuvo razón su madre: él volvió a sonreírle a la vida.

sábado, 31 de marzo de 2012

HISTORIAS DE ABRIL: I.

Ella camina por las calles de aquella ciudad, sus ojos atestiguan el amanecer y sus pasos le dan el ritmo al transcurrir del tiempo. Su mirada señala los paisajes que no alcanza a ver, sus lamentos no son suficientes para ser escuchados; su voz hermosa se deja escuchar, a cuentagotas, su voz es una canción que habla de los tiempos que confundidos se pierden en la misma memoria del futuro. 


A veces la sueño, su voz. Y siento que viene a mí, que soy paisaje que su mirada no alcanza y junto a la brisa se acerca, tocando mi melancolía. Y me veo rodeado de lunas distantes, que se reúnen en el mismo cielo sobre mis ojos, y me acusan de cobarde. Pero su voz despierta el coraje que nunca tuve y los lamentos se disipan para abrir paso a mis pasos, y mis pasos me van llevando a ella. La sueño, y soy paisaje, cuyas aguas se levantan tercas, ignorando las leyes que dicen que no puedo, que no debo, que no es cierto. Y me pierdo en mis sueños mientras ella camina por aquellas calles. 


Alguna vez fueron nuestras aquellas calles, fue nuestra la ciudad donde ella hoy juega. Algunas vez no fueron calles debajo de sus pies; fueron senderos, angostos, estrechos, suficientes para los dos. Fue aldea, rodeada de montañas que pensaron ser omnipotentes, pero el tiempo las degastó; y con ellas fue desapareciendo el paisaje, desaparecí yo, desapareció ella. Ella, que hoy camina tan lejos de mí; yo, que hoy sueño tan lejos de ella. Tal vez transcurrimos en tiempos diferentes, suelo equivocarme siempre; tal vez no es tan grande el espacio que nos opone, suelo mirar con ojos cansados y el cansancio termina venciéndome. 


Ella camina y es vida, con gracia camina. Es armonía, linda armonía que da vida, agraciada vida que camina. Alguna vez presumí de ella, y hoy el futuro se burla de mí; su ausencia es el argumento del futuro, su ausencia es el génesis de mi melancolía. Yo sueño que aquella ciudad le habla de mí, que quedaron algunas huellas de lo que fuimos; a veces me gusta pensar que no fuimos, que somos recuerdos de un pasado que sin existir pretende respirar, que somos el aire dispuesto a ser exhalados por el tiempo… Y que tan pronto seamos reales el tiempo morirá prestándonos su vida… Tal vez un día, mis sueños y sus pasos tropiecen, justo a tiempo, sin importar dónde…

jueves, 29 de marzo de 2012

SI ME VIERAS...

A veces creo encontrarte, si me vieras.


Una alegría tonta danza en mí, como la brisa sobre las olas del mar una tarde soleada. Danza, tonta, inocente, desconociendo el temor; ignorando los prejuicios, desafiando el peligro que no conoce, que no comprende, que no le interesa… Así danza.


Yo creo encontrarte y soy alegría que es suficiente, y en un segundo se me resume la eternidad; soy alegría descarada cuando te encuentro, que no llora las miserias porque siendo alegría no existen las miserias…


Y la nostalgia celebra, tendrías que verme. Sonríe bonito, como si naciendo no existieran conceptos, como si muriendo todo es suficiente. Celebra porque respira vida, encuentra en ti reposo, paz. Y te siente hogar, hogar donde pueden colgarse los recuerdos y disfrutar los olores.


Yo creo encontrarte y soy nostalgia, y me sonríe la luna, y me invita a soñar la noche. Se me esparcen los tiempos, y me sobra mi vida porque sólo deseo la tuya. Me provoca fundirme en tus ojos y ser mirada tuya… Si me vieras como me llena la paz de mi ilusión. Soy niño de nuevo, conforme, confiado, extendiendo mis manos para ser tuyo…


A veces creo encontrarte y me pregunto cuántas veces más… Cuántas veces más…

viernes, 23 de marzo de 2012

EN MARZO... EN MI...

En marzo la noche es gris.


No es tan oscura como para perderme entre sus sombras. El cielo parece abierto a posibilidades, indeciso… El cielo parece dispuesto a renunciar a la noche en cualquier momento, como sino supiera, como perdido…


En marzo, gris es mi mirada, perdida es mi mirada… Que nublada se extingue, que extinta renace…


Es gris la noche, en marzo. La luna jugando con los espacios que ceden, presume que hiere el alma del infortunio… Despierta deseos de miradas mortales, inspira los sueños que vagaron perdidos, dispara esperanza buena, de esa que da muerte a las resignaciones y baila con las nostalgias…


En marzo el día madruga, despierta cansado de tanto cansancio y avanza dispuesto a perderse y saberse perdido…


La tarde se extiende, se explaya hacia la nada, deseándolo todo, sin saber qué es todo, sin creer en la nada… La luz del sol se opaca y débil recorre las calles de los pueblos. Está nublado el día, dicen los seres de los pueblos…

Está cansado el día, digo yo que no soy de ningún lugar, que camino sin rumbos, que desconozco destinos…


Marzo llora escondido, se esconde detrás del descuido del día… Marzo lamenta el final de sus tiempos, anhela la inmortalidad de sus días…

lunes, 19 de marzo de 2012

NI POETA, NI ESCRITOR, NI COMBATIENTE...

No, poeta no, atormentado por los laberintos del tiempo... Azotado por las agonías de los caminos... Cansado de la distancia que me separa del hogar...

No, escritor no… ¡Cobarde! Que intento escapar de mis agonías disfrazándome de mundos, de tramas, de vicios e historias…

Condenado a respirar aire que no me pertenece, a soñar ilusiones que no alcanzo… Condenado a vivir prestado, a caminar pausado… Condenado… A luchar para desconocer lo que conociendo desconozco, a librarme de las libertades que con libertad me esclavizan… No, poeta no, escritor no…

Atormentado, por las muertes que me amenazan, por la vida que se extingue… Por las memorias frágiles… Por no querer ser olvidado… Condenado por tormentos… Atrapado por abismos…

Como peregrino siempre andando, con esa sed que no se sacia sino es con un abrazo en el hogar… Sed que gime con letras, que sangra sobre hojas que voy desechando, como recuerdos que se van disipando…

Extranjero, con espejismos que respiran la fuerza que voy perdiendo… Mi mirada cansada… No se a dónde mirar, no se si quiero mirar… Confuso es el horizonte, tanto que duele, tanto que voy doliendo…

No, combatiente no… Me falta valentía, me faltan fuerzas… Sólo me escondo… Sin refugios, me escondo… Sin fortalezas, me escondo… Mi santuario es un camino que me va alejando de los combates… Mi santuario, ni siquiera es mío… No tengo nada, todo lo suelto, todo me suelta… No, poeta no; no, escritor no… No, combatiente no…

Incompleto, inconcluso… Sin comprender ni comprenderme… Dibujando con letras mis agonías, torpemente, marcado por las dudas… Vencido por el tiempo… Siempre voy perdiendo… Siempre perdido… Cansado y ausente, queriendo encontrarte... Al encontrarte tal vez seguiría cansado y ausente, atormentado, condenado; pero estaría en tus brazos...

EN VALLES DE SOMBRAS...

Demonios me rodean, fantasmas que torturan… Ausencias que se burlan y fracasos que celebran…

Frustraciones gritan con furias y mi coraje deja ver su cobardía…

Días oscuros que regresan, heridas con memorias que no guardan silencio… Abismos despiertan… Lamentos que sonriendo se lamentan…

Intentos sin frutos, consecuencias que aplauden decisiones erradas… Sentencias que rompen las cadenas del olvido…

Temores apagan su sed bebiendo de mi ignorancia…

Distancias bailan con arrogancia, promesas que no cumplí lanzan sus dardos…

El frío de la soledad congela mi sangre… La muerte susurrando sus canciones en mis oídos, echándome en cara sus victorias… La agonía apretándome el cuello…

Los errores llamándome tonto con sus miradas… Y yo con una frase prestada que no termino de pronunciar: “aunque ande en valles de sombras de muertes…”

Y me interrumpe un “por qué me has abandonado…” que salta en mi pecho… Y una esperanza de un Cristo sonriendo, extendiendo su mano…

Pero ellos me dicen que es sólo eso, una tonta esperanza… Y esa tonta esperanza me basta y termino la frase, que ya no es prestada, que ahora es mía: “…no temeré mal alguno…”

domingo, 18 de marzo de 2012

TU ETERNIDAD ES MÍA...

Mi eternidad está en tu mirada… Distante, perdida, cansada, es mi mirada… Buscando reposo en tus ojos, que sobre mí una vez apuntaron y llovió tu bondad. Yo te recuerdo cuando en marzo cae la lluvia, y atento te busco detrás de las cortinas de agua, pero no estás, no me miras… Yo extraño tu mirada.

Yo voy recordando los días que fueron buenos, y alimento mis pasos mientras recorro desiertos, mientras me escondo en los valles, mientras me pierdo en los bosques… Y aun aquí adentro, en mis infiernos silentes, tus bondades me alcanzan… Desde el pasado, vienes como un fantasma, dibujas tu paz en mí, tus caricias se hacen brisa, como tu alma lloviéndome en marzo…

Mi eternidad es reposo escondido, y como un refugio te anhelo… Te sueño y deseo, te pienso y me pierdo… Porque eres camino, porque eres destino… Yo peregrino sin brújula, me guía la esperanza, el rastro de aquella mirada… Me guían tus soles, espejismos en mis noches… Y cada noche me hiere y el amanecer me redime, me redime la esperanza de otras veredas…

Allá donde estás, donde sea que estés, está mi eternidad… Yo, mortal y finito, soy la cercanía de tu distancia, que dejará de ser, que caerá rendida… Y cuando tus ojos me contemplen sabrás que yo soy el porqué de tu eternidad…

DIME TU NOMBRE.

Borracho estoy, he bebido las letras que escribieron tus manos, esas que como agonía respiran encendiendo la ira de mi paciencia… He esperado paciente encontrar tu nombre, he caminado con miedo sin detenerme… ¿Dónde estás?

El miedo me habla de ti mientras transito, mis miedos te extrañan. Sienten miedo de no encontrarte, porque sólo tú eres refugio… ¿No sientes mis miedos caminar entre tus sueños?

Me atormenta tu ausencia, esa presencia de tu existencia que no se toca.

Cansado estoy, he agotado mis respiros, mis vidas se van rindiendo, como se rinde la noche eterna, eterna y cansada, eterna y dormida; como se rinde el sol a los pies de lo infinito, escondiéndose del horizonte que puede ser observado. Ven y observa como me rindo, que yo te ofrendo ésta mi última vida, ésta mi luz cansada… Que yo te ofrendo mis letras que dicen nada.

Dime tu nombre, eterno silencio… Ven, dale un fin a mis andanzas, mis miedos y yo haremos fiesta si tú dibujas con tus manos tu nombre en mi alma. Ven, bebe de mis letras, danza junto a mis miedos, déjame descansar en ti mientras te toco, y toma mi respiro como tu aliento. Que dentro de ti es mi destino, que con tu alma tengo un romance…

sábado, 17 de marzo de 2012

¡BENDITO CIEGO Y BENDITA MUJER!

¡Benditos los ojos del ciego! La oscuridad que nublaba disipada fue… Bendito ciego, que se atrevió a responder un “qué quieres que te haga” pronunciado por el mismo cielo… ¡Qué suerte la suya! Llamado desgraciado, apartado del redil, obligado a estar lejos… Los prejuicios de los hombres lo arrinconaron, arrojándolo a los brazos del Cristo…

Échame pues, lejos de los rediles; nómbrame desgracia y vergüenza, dispara tus dardos, tonto prejuicio… Que dices estar más cerca del cielo, que dices que mio es el infierno… Ni cielo ni infierno, míos son los caminos que tanto desprecias. ¡Cobarde! Le temes a la verdad, por eso le das la espalda a la agonía de no tenerla, por eso te escondes entre las luces que tú mismo enciendes, para protegerte de las sombras inciertas y de la verdad que a nadie le pertenece…

Bendita la mirada de aquella mujer… Ella que vio la bondad que no administra, que no esclaviza ni condiciona… ¡Mujer bendita fuiste! Que tu vergüenza impuesta, que no era tuya, ridiculizó la arrogancia de aquellos que se impusieron frente a ti… Mujer libre, tu libertad amenazó la esclavitud de los hombres, y ellos con piedras quisieron callarte. Pero el silencio te exaltó, el silencio del Cristo pronunció tu nombre. Adúltera te llamaron ellos, pero él te dijo mujer, mujer sé libre, mujer ve en paz…

Ven frente a mí tonto prejuicio, con tu disfraz de siervo, con tu pretexto de santidad… Ven con todas tus excusas y apunta tus piedras; que uno viene a llamarme libre… Su silencio pulveriza tus piedras que ya no hieren porque me dijo “ve en paz”… Ven pues y alimenta tus fronteras, y llámanos pobres a los que andamos afuera, pobre eres tú y pobre tu dios que depende de ti.

Un ciego y una mujer escucharon su voz para ser libre; y tú, por la misma voz reprendido… Sujeta con fuerzas tus piedras y apunta en mi contra porque te lo diré: yo prefiero ser ciego y adúltero y no encarnarte a ti, tonto prejuicio…

LO DICE MI ALMA.

Dicen que la luna agita al mar porque la extraña… Que desde acá contempla su luz que se cuela desde la misma oscuridad… Dicen que el mar tiene memoria, que recuerda mientras arrulla con sus aguas la danza de la brisa… Y recordando sueña que regresa a aquellos tiempos cuando día y noche fueron uno, cuando luna y mar se abrazaban…

Lo dice mi alma que es mar agitado mientras la noche me invade… Que te extraña, a vos te extraña... Luz de luna que viene a despertar mi furia, y yo rebelde voy desconociendo los días que se arrojan en mi contra en una carrera que es vida, con un afán que me lleva a la muerte… Y vos también oscuridad, mi vida, mi muerte…

Yo quiero ser uno con vos, así como el día y la noche cuando todo fue origen… Y recorrerte mientras perdido voy de tu mano… Y ser nostalgia que acaricia tu alma mientras tu mirada se extiende más allá, hasta alcanzar la nada y confundirlo todo… Yo quiero ser aliento tuyo, y darte de mi vida que siempre fue tuya…

Déjame verte así, sin distancias; ven, agita, destruye que yo me encargo de los sentidos, que tengo caricias que buscan eternidades y pretenden encontrarlas en ti. Ven que mi alma lleva la vida cantando canciones tuyas, lamentos míos que son tuyos…

Dicen que un día el mar con rebeldía romperá las cadenas, y sus aguas rozarán la luna, que ella sonriendo lo abrazará… Lo dice mi alma que sigue soñando con vos…

LEJOS DE MI

Y voy caminando porque para eso vine aquí, para recorrer los mundos buscándote, para desafiar los mares hasta encontrarte… Porque en ti está mi identidad verdadera, y no saber quién soy me arroja a los valles, me quita las vidas. Y yo sin vidas sólo soy un recuerdo que quiere suspirar en tu memoria, y yo sin vidas sólo soy un pensamiento que alguna vez fue eterno y alguna vez seré en ti… Yo fui inmortal mientras estuve en tus labios y hoy moribundo camino…

Tal vez soy el aliento que escapó en tu origen, ahora forastero buscando tus labios; y tu alma el hogar de mi alma, que te pronuncia; tú, sin nombre, tú, silencio… Que sin ti yo no soy... ¿Entiendes que soy una expresión de tu existencia?

Mi pasado tú, que te extiendes, destino de mis miradas, horizonte de mi horizonte… A ti apuntan mis pasos mientras perdido avanzo; extranjero con agonías yo, que sigo perdido, que tiento al olvido. Y voy caducando, una vez más…

¿Cuántas veces he de morir hasta encontrarme en tus brazos?

¿Soy noche eterna expuesta a la luz?

¿Soy un mar entre los mares que se agita cuando se asoma la luna?

Voy caminando, mientras caduco de nuevo, desafiándome, desprendiéndome… Perdido tal vez, lejos de mí, podrás encontrarme…

domingo, 11 de marzo de 2012

HECHOS 8: 26-40, UNA LECTURA LEJOS DEL REDIL...

La primera vez que estudié “Historia Eclesiástica” fue más bien una catedra de adoctrinamiento para mí. La profesora, licenciada en teología y acreditada por la misma institución para la labor pedagógica, partió desde el presupuesto de que la iglesia “primitiva” fue la institución que el Cristo fundó, que su ministerio, su muerte y resurrección apuntó a la institución de la iglesia y a su organización, y que ésta es reconocida en la Escritura como “la esposa del cordero”. Al mismo tiempo yo veía materias como “Epístolas I”, “Escatología”, “Hermenéutica” entre otras. Todo el sistema educativo de la institución subordinada a una enorme organización de escala internacional, estaba destinado a fabricar “creyentes con una fe sólida e inquebrantable”. Así pretendieron que yo aceptara “el modelo primitivo de la iglesia” como uno impuesto por Dios, porque era descrito en las “Sagradas Escrituras”, inspiradas por el mismo Dios. Pero yo tenía un gran problema: desde mis trece años venía anidando amargura en mi corazón en contra de los presupuestos establecidos pues iba descubriendo a través de mis experiencias que ellos mentían.

El concepto de iglesia era condicionado, se reconocía que el creyente era la iglesia del Cristo, pero sino comulga las normas de una congregación local, y no se reúne en las iglesias, así nombradas en rótulos, entonces en nada es iglesia de Cristo. Se enseñaba a los “futuros teólogos” a no cuestionar, pues para aquellos hacer teología es repetir los presupuestos heredados, lo demás es herejía. Y así, mi romance con la teología de aquellos terminó; pasé a ser un “hereje”, un “contrario a la fe”, a veces “ateo”, otras veces “perdido y confundido”, “zarandeado por satanás”, “descarriado”, “indigno”, “débil”, “siervo del anticristo”, “cortado de la congregación”, y en una oportunidad hasta por escrito fui “oveja negra, rebelde y desobediente”.

Hoy estoy lejos del redil, sí, del redil de aquellos. Ellos sostienen que el Cristo es el pastor de ese redil, aunque desde acá los observo desconociendo el amor pastoral del Cristo, yendo en contra del derecho a la diversidad, de la igualdad del prójimo, desconociendo la responsabilidad con el bienestar social y la construcción de mejores escenarios para la sociedad. El asunto es que lejos del redil mi fe no está condicionada, y a pasado a ser como un grano de mostaza, pequeña, débil, dispuesta a la renovación y transformación; tan débil y endeble que con ella no puedo apuñalar al prójimo y condenarlo con pretensión a un lago de fuego o qué se yo; tan débil es mi fe que no puedo asegurar que el Cristo apuntó hacia la construcción de un sistema o institución, tan débil que puedo observar su amor como base para el progreso social, para un mejor porvenir, tan débil que no tengo aliento para contradecir lo que él en actos y palabras demostró.

Pero hoy, lejos del redil quiero leer Hechos 8: 26-40.

¿Lo has leído? Yo lo leí decenas de veces mientras mediante la historia eclesiástica se me vendía la eclesiología como sagrada, mientras se me enseñaba que sin iglesia institucionalizada en el escenario mundial el apocalipsis se hacía más inminente, mientras me decían que no importaban los errores en las estructuras de la iglesia institucionalizada, que no estaba llamado a cuestionarla, pues lo importante era ser parte de ella para “no perder la salvación alcanzada”. La hermenéutica que me enseñaban al mismo tiempo y ritmo que la historia eclesiástica sirve como pilar para las doctrinas que defienden la institución eclesiástica como elemento vital del cristiano. Así que mi lectura de Hechos 8: 26-40 estaba estigmatizada y en cierto grado viciada. Incluso, las palabras del Cristo como “sígueme” eran fórmulas hermenéuticas al servicio de la institución que no debía ser cuestionada y cuyas doctrinas debían ser respetadas porque ellas eran garantías y ayos de la salvación.

Me pregunto hoy, débil de fe y enfermo de dudas, qué era aquel “sígueme” pronunciado por el Cristo. “Sígueme” tal vez era un “huye”, “escapa”, “ven por este camino que es libertad”, “sacúdete las enfermedades del sistema”, “no le temas a las etiquetas”. Cristo se convirtió en la opción no oficial de su época, se convirtió en el camino contrario a las normas y la institución, el Cristo fue el “hereje” (sólo que ese término aun no era empleado), se convirtió en el “pastor de los descarriados”. “Sígueme” fue un desafío, porque así es la libertad, es un constante desafío. Y sé que la hermenéutica ortodoxa abusa del “sígueme” para apuntar hacia el camino a la institucionalidad de la iglesia. ¿Pero entonces cómo explicarían la aparente contradicción entre el “sígueme” y el “ve en paz” pronunciados por el mismo Cristo? En una frase el Cristo parece adherirlos a él y en otra parece arrojarlos en sentido contrario a él. Esta aparente contradicción es una burla a la hermenéutica ortodoxa. (Y a veces me gusta pensar que el Cristo lanzó esas burlas desde su presente hasta nuestro futuro para demoler las pretensiones dogmáticas). Y esta aparente contradicción nos dice que su “sígueme” no era una especie de condición, sino una opción contraria a la oficial, a esa que se sostenía sobre pilares fuertes, tan fuertes que resultaban en opresión al pueblo.

Ir en paz es igual a seguirle, y sólo se puede ir en paz cuando contemplamos su rostro frente a nosotros, rostro que nos habla de bienestar y libertad. ¿Cómo contemplamos el rostro del Cristo? Alguien me dijo en estos días que el Cristo no está en medio nuestro porque no ha salido por CNN, sin embargo, el Cristo está caminando por las calles de la América Latina, está extendiendo su mano a través de individuos que se han arrojado a las calles para construir un mejor porvenir, a través de grupos que no tienen interés en que se les reconozca como “camino oficial” o “interpretación oficial” sino que más bien están interesados en que se conozca el ejemplo del Cristo y sus palabras y actos como una canción para el bienestar.

La historia relatada en el libro de hechos es otra burla a la hermenéutica ortodoxa y su pretensión proselitista. Felipe recibe instrucciones que lo acercan a un etíope, y no a cualquiera, sino a un funcionario de la reina. El etíope iba a Jerusalén a adorar y según el pasaje iba sediento e interesado en comprender las Escrituras. Felipe le explica, responde a sus preguntas, le habla del Cristo y lo bautiza. Pero no tuvo tiempo de señalarle a dónde ir, no pudo apuntarle la dirección de una iglesia, no le habló de la “necesidad de congregarse para su salvación o crecimiento”, al parecer no era prioritario el tema pues mientras pudo haberlo hecho y no lo hizo, y al parecer a quien lo envió a esa misión tampoco le interesó pues antes de que pudiera hablarle al respecto fue arrebatado y el etíope no lo vio más. Y lo último que se dice del etíope es que “siguió su camino con gozo”.

No dejo de pensar desde hace tres días en el etíope, en su camino de búsqueda, tropezando con un Felipe cuya vida no estaba vendida a ningún sistema. Tuvo suerte el etíope, en nuestro tiempo la opción de seguir su camino gozoso habría sido condicionada... Es como el "ve en paz" del Cristo... ¿A dónde apuntaba su "ve en paz"? ¿A dónde señala su "ve"? ¿Y su "sígueme" en congruencia con el "ve", a dónde nos enviaría?

También me dijeron hace días que me seduce la teoría del caos, que promuevo la anarquía. Me han dicho tantas cosas, y no estoy en la obligación ni me preocupa en lo más mínimo excusarme o dar explicaciones a quienes las exigen con arrogancia. Sin embargo, más que el caos y la anarquía me seduce el Cristo y su libertad, me seduce la idea de que congregarse sea mucho más que vendernos a un sistema que pudre el alma humana y origina actitudes inhumanas, actitudes fronterizas, separatistas, dogmáticas, egoístas. Me seduce más la opción de seguir nuestros caminos con gozo, de ir en paz, de seguir a un Cristo que en nada se parece al que me venden muchas instituciones. ¿Me seduce la llamada “iglesia primitiva”? Mucho más que las expresiones actuales de “iglesia”, pero no la veo como un modelo impuesto, sino como una respuesta al contexto, basada en la actuación y las palabras del Cristo. Creo que nuevas respuestas deben surgir, respuestas a nuestra época, al contexto, respuestas a los problemas hoy, respuestas basadas en las palabras y actuación del Cristo.

Pero ¿se puede institucionalizar? Siempre y cuando la institución sea un reflejo del Cristo y no una construcción que opaca el esfuerzo renovador y en beneficio del hombre, que hizo el Cristo, siempre y cuando la institución siga el ejemplo de ser el sentido contrario a la opresión en todas sus expresiones, incluso en su expresión eclesiástica... De cualquier forma es sólo mi opinión, tal vez otros tienen mejores respuestas...

martes, 28 de febrero de 2012

ELLA Y SU "CRISTO TE AMA"...

La tarde avanzaba lenta como mis pasos, fresca como la nostalgia que emerge desde adentro y te sumerge en los abismos de la incertidumbre. Debo confesarlo, antes le temía a la nostalgia, me escondía de la incertidumbre, yo no podía aceptar que incluso la fe es un laberinto oscuro y que mientras más nos perdemos mayor es la probabilidad de ser encontrados.

Aquella tarde el cielo mostraba con orgullo su profundidad mientras despejado reflejaba el alma de quienes ya no tienen convicciones y con desespero buscan un hogar. Yo caminaba como buscando mi hogar. Somos peregrinos, eso es cierto; nos acusan de peregrinos nuestros sentimientos, esos que se despiertan como insatisfacción frente a las realidades que heredamos. Intentamos ignorar esos sentimientos, callar la insatisfacción, pero tarde o temprano nos sorprendemos caminando una tarde lenta y fresca.

Fue mi padre quien me enseñó a caminar, a caminar con un sentido. Sus metáforas siempre grotescas; en mi niñez estaba convencido de que si Dios realmente era un Padre, tendría que ser como el mío; grabé sus metáforas en mi alma mientras crecía y con ellas fui creando fragmentos de lo que soy. Y así hice literal en mi conducta eso de que “mientras camines no serás esclavo de ningún espacio”. Estoy convencido de que aquel encuentro no hubiese sido posible de no ser por las metáforas de mi padre.

La tarde desmayó entre los brazos de la noche, y mis pasos me llevaron a la plaza concordia, la misma en la que algunos de mis buenos recuerdos pasean como fantasmas que no se resignan y no aceptan que el tiempo pasó, algunas veces cuando me siento allí escucho ecos de risas, de alegrías. Allí sentado la vi a ella esparciéndose como los otros en su grupo, a todas direcciones, y ella directo a mí. Supe que no fue suerte, y aunque sabía su intención al pretender abordarme no pude evitarlo. Me distraje con su belleza y olvidé por segundos lo que supuse de su acercamiento. Se sentó a mi lado con un tímido “hola”, y yo le respondí con otro “hola”, uno que más bien era un lamento, pues lamenté que aquel saludo no fue más que el anuncio de su intento de hacerme prosélito de sus doctrinas. Deseé que aquel saludo se convirtiera de repente en el inicio de una buena conversación. Pero al instante ella soltó un “Cristo te ama” que sonó a herramienta, a método. Y entonces ocurrió.

Vi una parte de mí en ella, por mucho tiempo en mis labios el “Cristo te ama” también fue un misil, uno disparado sin orientación, uno perdido, engañado, forzado. Yo también desperdicié en otros tiempos encuentros, cegado por la “ambición dogmática”. La miré a los ojos, y en un segundo imaginé que tal vez ella estaba allí obligada por su desesperación, por el engaño creído necesario, bajo presión, huyéndole a aquello que construyeron para domarla, quizá creía que era necesario estar allí y disparar para garantizarse la vida eterna; sí, tal vez le temía al infierno sin sospechar que muchas veces desperdiciar un encuentro ya es un infierno. Tal vez ella no entendía la grandeza del amor de un Cristo que fue libertad expresada, de un Cristo que se empeñó en exponer lo absurdo del temor, que deseó que el temor no reine más alimentándose de las doctrinas ortodoxas y sistemáticas. Tal vez ella necesitaba saber que ese amor de Cristo no condiciona, pensé que ella y su “Cristo te ama” lanzado era sólo victima de las tradiciones heredadas.

Un segundo pasó después de su “Cristo te ama” y yo le respondí, sonriendo de nuevo, con un “a ti también te ama”. Y entonces el encuentro comenzó a valer, pues una buena conversación surgió… ¿De qué hablamos? De lo único que podría hablar yo en un escenario como ese…

domingo, 26 de febrero de 2012

¿Y SI DIOS ES?

¿Y si Dios es duda y oscuridad? ¿Y si él es silencio y soledad? ¿Y si Dios es valle de sombra y no sólo la compañía en el valle? ¿Y si Dios es sed? Esa misma que habló en la cruz, ese "tengo sed" que agonizaba. ¿Y si Dios es debilidad? Esa de la que hablan algunos solamente para intentar resaltarse.

¿Y si Dios es la sonrisa de la abuela que sigue viva alimentándose de tus logros y con orgullo hace de tu esfuerzo un mito entre sus compañeras mientras juegan bingo? ¿Y si Dios es la hermosa mirada de tu hijo de siete años, cuando te ve llegar ignorando que con impotencia y frustración te limitas al régimen de visita impuesto por el Estado tras tu divorcio? ¿Y si Dios también es el suspiro de la mujer que amas cuando te ve llegar? ¿Y si es el abrazo de tus padres cuando después de largos meses vuelves al pueblo?

¿Y si Dios es esa sonrisa que se te escapa un viernes por la noche cuando estás reunido con tus amigos compartiendo una pizza mientras ven una película? ¿Y si Dios es ese saludo tímido que arrojas al otro lado de la calle y que es correspondido por ella? ¿Y si Dios es ese "todo estará bien" que pronuncia tu amigo, ese "todo estará bien" tímido e inseguro pero deseado y necesitado? ¿Y si es la tranquilidad que sientes cuando es pronunciado aunque esa tranquilidad dure sólo un segundo? ¿Y si Dios es ese "te amo" que cuando lo pronuncia ella hace que la oscuridad y la luz sea un mismo elemento en los atardeceres? ¿Y si Dios es el llanto de tu hijo que recién nacido se anuncia en tu existencia?

¿Y si Dios es el abrazo de tu hijo menor, de cinco años, que un lunes en la noche te redime de todas tus culpas? ¿Y si es ese segundo que disfrutas tomando la mano de la chica que amas? ¿Y si es la espera mientras se acerca el momento que tanto soñaste? ¿Y si Dios es ese mate que compartes con tus amigos un sábado en la tarde? ¿Y si es el café que te tomas a las seis de la mañana antes de salir al trabajo mientras piensas que todo está mejorando?

¿Y si Dios es esa alegría que resplandece con vida propia cuando estás conversando con alguien que apenas conoces y te das cuenta que han recorrido las mismas veredas, sin coincidir, hasta llegar a un mismo escenario? ¿Y si Dios la melancolía que susurra en tu alma un "pronto llegarás a tu hogar"? ¿Y si Dios es esa sed de hogar y el sentimiento de peregrino que te impulsa a seguir caminando?

¿Y si Dios es un dibujo torpemente trazado por tu hija de seis años con el que intenta reflejar como te percibe y te siente a su lado? ¿Y si Dios es esa pregunta de tu amigo ateo que te desestabiliza y te hace pensar que tal vez Dios no es como piensas? ¿Y si Dios es la primera lluvia de mayo, esa que cae justo cuando llegas al pueblo de tu niñez después de meses de ausencia? ¿Y si Dios es ese soplo que apuntas contra las velas del pastel de cumpleaños, soplo que esparces con felicidad porque están todos tus amigos y toda tu familia a tu alrededor?

¿Imagina usted un sistema que se apoye en estas débiles figuras acerca de un Dios? Sin duda, no sería un sistema sino un escenario, y la fe sería entonces un clamor silencioso carente de orgullo...