viernes, 30 de mayo de 2008

LA MUJER QUE ENCONTRÓ EL AMOR.

Cuando leo la siguiente historia me conmuevo. Hubo un tiempo en que yo cometìa errores a diario, y sin intenciòn de excusarme debo decir que estos fueron productos de mi inexperiencia. Era dificil porque yo estaba rodeado de voces que reclamaban perfección, "santidad" (creo que debemos entender muy bien este concepto para conocer los paràmetros que lo definen); "eres hijo de ministros", "tus padres han servido a esta organizaciòn por tantos años", "esperamos esto de ti", "ya tienes una trayectoria"... ¡Por Dios! yo era solo un adolescente. Y además tan humano como ellos. Mis errores fueron tropiezos para entrar en el círculo de ellos, pero con esto, ellos se situaban al mismo nivel en el que yo estaba, y es que ante Dios solo hay un nivel: el nivel de su gracia. Muy bien, este post quiero dedicarlo a ellos, no están excluídos de mi círculo he aprendido a perdonarlos y apreciar el importante papel que jugaron en mi crecimiento y madurez. Dicho sea de paso, aun conservo tesoros extraaidos de sus enseñanzas.


Aquella mañana sucederían dos milagros, por lo menos así pudo haber sido. Los milagros se producen a diario, es cuestión de entenderlos, de estar alertas, de cononocer nuestras necesidades, de ser honestos. O como diría un maestro que conocí: de ser humildes.


Ella era una mujer como todas con una necesidad en particular. Una necesidad que es común en los seres humanos, sin importar sexo o edades, razas o credos. Es cierto, algunos la reprimen, otros logran cubrirla sin muchos problemas. Esta mujer estaba en la búsqueda. Su error apenas descubierto no desnuda su maldad, por favor no mal interpretemos la historia; si bien es ciertísimo que no es justa (quién puede jactarse de serlo) y si además, es cierto que su error más que un error es un pecado debo aclarar a su favor (o tal vez a favor de todos nosotros) que su error o pecado desnuda la desesperación por cubrir su más grande necesidad: sentirse amada.


A veces pienso que esta mujer fue abandonada por su padre cuando era muy niña y carecía de esos recuerdo lindos de una niñez junto a la figura paterna, tal vez creció viendo a otras niñas pasear con sus padres y compartir con ellos generándose en ella una profunda sed por sentir amor paterno, o quizá fue engañada en su juventud, un hombre al que amó y entregó sus ilusiones la abandona sin muchas explicaciones y luego lo ve lucir frente a ella una nueva pareja. En realidad no sé si fue lo uno o lo otro, pero su sed la llevó a los brazos de un hombre casado. Un hombre que se aprovechó de su necesidad, que no la amó. Y ella apenas lo descubre, pero es tarde.


Una vez más engañada y abandonada, pues él, ese miserable, no hizo nada para protegerla de aquella turba de fariseos, no, siquiera la acompaña al juicio donde dictarían su sentencia, aun sabiendo que aquella mañana ella moriría apedreada por una multitud de personas mejores que ella, personas que al parecer nunca han tenido una necesidad y nunca han cometido un error.


La caminata cesa. Alguien la toma con brutalidad por el brazo izquierdo y violentamente la lanza hacia adelante, ella cae de rodillas en la arena, el polvo que su brusca caida ha levantado hiere sus ojos humedecidos por el temor a morir, y sus manos son lastimadas por el roce de algunas rocas en la arena. Apenas puede observar los pies de su juez.


-¿Qué debemos hacer con ésta? Pregunta uno luego de exponer con desprecio e indignación la falta de aquella mujer. Ella levanta su rostro y observa por última vez el inmenso cielo y entonces al bajar la mirada puede reconocer el rostro de su juez y un rayito de esperanza se cuela entre las densas tinieblas de la desesperación que cubre su corazón. Sin embargo, el único hombre que pudiera brindarle el amor que ella necesita luce indiferente. Intenta suplicar, pero de seguro sus palabras serían usadas en su contra. Una vez más preguntan -¿Qué debemos hacer con ésta?.


Y en ese momento ella escucha a su juez decir una gran estupidez:


-El que esté libre de pecado lance la primera piedra.


Vamos maestros eston son hombres de leyes, son fariseos, son perfectos, viven para cumplir la ley, ¡no repitas eso!


Ella cierra sus ojos sabiendo que ya es inevitable, que no habrán milagros esta mañana. Y los fariseos, desde el menor hasta el mayor de ellos van abandonando la escena.


Y hay quienes dicen que se van porque Jesús les dio un golpe bajo, porque los condenó a ellos antes que a la mujer.


Permiteme decirte, él no los ha condenado con aquella declaración, les extiende una invitación. Reflexionen, les dice, no han adúlterado, pero ¿què los ha traído hasta aquí? No ha sido esta mujer, ni su falta, ustedes están en mi presencia hoy por sus propias faltas, por el orgullo que reina en sus corazones, por la necesidad de saciar el ego, de no sentirce amenazados. No se marchen, solo suelten las piedras, depongan las armas, bajen la guardia, reconozcan sus condiciones, yo los entiendo, hoy puede marcarse un nuevo comienzo en sus vidas.


Si señores, sus declaración no fue una estupidez. Pero ellos no quisieron entender, y se fueron. Lejos de Jesús, lejos del amor, lejos de lo que pudo haber sido el primer milagro aquella mañana.


Pero volvamos a la escena. Si ya no hay acusadores, ni testigos, ni verdugos, ¿puede alguien decirme por qué esta mujer no se ha ido de la escena?


Evidentemente ella espera algo más, y es que ya no eran rumores de calles, no, ya no era una leyenda urbana; sin duda alguna, aquel hombre que acaba de salvar su vida, aquel hombre era el hijo de Dios, es el mesías. Y ella quiere el milagro, el milagro que llenaría el vacío en su corazón causando un cambio en su caracter. Y el milagro suede:


-Mujer la razón por la que ellos no te condenan es porque no están libres de pecado, pero yo, yo que no he pecado, que soy el mesías, yo tampoco te condeno. Vete, sé libre. Olvida esto. Mi amor por tí no me permite condenarte.


Eso es un milagro, eso es una demostración de amor.


Me molesta mucho que se refieran a esta historia como "La Mujer Adúltera", ella dejó de serlo, esa étiqueta fue cambiada por el amor de Jesús, pues su amor cubrió sus faltas. Creo que esta historia debería llamarse "LA Mujer Que Encontró el Amor". Y permíteme concluir con dos preguntas, tal vez sean controversiales y ataquen las "doctrinas" de muchos, pero es necesario hacerla, la historia lo reclama, ¿estas listo?:


1. ¿Has pensado que si aquella mañana ella no hubiera amanecido en los brazos de un hombre casado tampoco habría sido arrastrada a los pies de Cristo?


2. ¿No has notado que la mala intención de aquellos fariseos fue necesaria y positiva para el destino de aquella mujer?


"Los atraje con cuerdas humanas", es una frase mucho más profunda hoy para mí de lo que fue hace 13 años cuando me encontré con ella. Y Fue un profeta el que la dijo. Fue una frase puesta por el mismo Dios en lo labios de un profeta engañado por una esposa adúltera, ¿irónico? no señores, ¡Perfecto!, así es Dios, perfecto. Bendiciones.


miércoles, 28 de mayo de 2008

AQUEL ADIOS NO FUE MI FIN.

Creí haber encontrado mi futuro en ella. Nuestro encuentro fue oportuno, la vida nos arrinconó en el mismo lugar y en el momento preciso. Lo que comenzó como una amistad evolucionó rapidamente hasta formarse en la más especial relación que jamás había tenido.
Ella era perfecta. Exacta. Su sonrisa me elevaba, sus caricias me encantaban. Sacó lo mejor de mí.
Cada día encontramos razones para creer que fuimos creados el uno para el otro, yo realmente lo creí.
Mis metas me llevaban a ella, mis sueños eran por ella... Quizá puedas entenderme, o tal vez no.
No podía imaginar una vida sin tenerla a mi lado. Dios era exageradamente bueno al ponerla en mi sendero. Eramos nuestro destino. La ciudad nuestra cómplice, cada lugar un mutuo recuerdo, cada amistad un tesoro compartido. Construímos un rompecabezas que solo podía ser armado por nuestra unidad. Y cada día, cada mes, cada año nos encaminaba a algo. Sabíamos muy bien a qué.
Nos conocimos muy bien el uno al otro. Literalmente podíamos hablarnos con las miradas. Compartimos promesas, promesas que cumpliríamos, no una o diez, sino todas.
Teníamos nuestras canciones, nuestros recuerdos, nuestros programas radiales, nuestras series televisivas. Casi cinco años transcurridos y apenas era el inicio. Planes sobraban, besos abundaban, citas, proyectos... Sacrificios por amor. Discusiones coleccionadas, de las que aprendimos a reirnos.
Yo me sentí comprendido a su lado, no había nada que ocultar, no existían disimulos. Todo lo que quise estaba en ella. Aprendimos el uno del otro. lo sé porque ella me lo decía, lo sabe porque siempre se lo dije. Su enojo era atractivo, mi enojo se disipaba en sus labios.
No eramos iguales, no había tantas cosas en común. Fuimos tan diferentes que fuimos compatibles. Enfrentamos tormentas, disfrutamos la calma. Reimos por los logros, lloramos por las pérdidas.
Nunca lo sospeché. No hubo indicios. Ni siendo adivino lo esperaría. Pero sucedió.
Una triste y dolorosa tarde, un domingo que no estaba en mi agenda ella me miró, serena y pausada me miró. Y yo no quise entender. No la quise mirar. Pero no pude evitar escucharla. Aquellos dulces labior votaron veneno. Veneno que empaña el futuro. No quería creerlo pero tuve que hacerlo.
Las explicaciones no importaron, importó mi dolor, mi incertidumbre. Y allí estaba yo... Sin futuro, con un montón de recuerdos que no podía soltar y que hieren. Y la noche llegó, una y otra vez llegó. Sinceramente creí que era el fin. ¿Que hacía con las amistades? ¿Las canciones? ¿Los sueños? ¿Los rincones de la ciudad? ¿Cómo armaba ahora el rompecabezas? ¿Qué hacía con mi vida si era suya?
Quizá puedas entenderme, o tal vez no...
Puede que tú estes en esta estación. Hoy no pretendo decirte que no llores, que no sientas dolor, que no recuerdes. Sé que es inevitable. Sé que son respuestas involuntarias ante circunstancias tan complejas. Pero algo sí te diré: No es el fin.
La vida seguirá andando y quieras o no, tu seguirás en ella. No importa si no te mueves, una nueva oportunidad llegará hasta tu puerta y entenderás que muchas veces perder es ganar, que un adios es la posibilidad de una bienvenida, que no podrás vivir en lo inexistente para siempre, que al fin de cuentas aquel no era tu destino.
Creeme un día de estos encontrarás los brazos que te den reposo, o tal vez ellos te encuentren a ti, entonces lo sabrás, yo lo supe, aquel adios no fue mi fin.

viernes, 23 de mayo de 2008

UN LUGAR PARA DEBILES.

Quiero dedicar este post a mi padre, a quien también debo llamar mi pastor y mi amigo. Cada vez que escribo algún artículo o subo a un púlpito para enseñar intento contar las historias con la misma pasión que he visto en él.


Nunca sospechó que era su día. No había forma de saberlo. Alguna vez soñó que algo así sucedería, eso fue hace ya muchos años. En aquel tiempo pensaba que si llegaba a recuperar su vista lo primero que observaría sin duda alguna sería el cielo en el atardecer, cuando las nubes se visten de oro, de niño aquellas nubes dibujaban figuras para él. Pero ya no es un buen momento para soñar, ni siquiera es un buen momento.

Ahora soñar es un ejercicio doloroso. El prejuicio de la gente suele asesinar los sueños. Él se ha convertido en objeto de burlas, para el pueblo él era un vivo ejemplo del juicio divino.

Su rutina sentarse junto al camino y esperar que quienes pasaban dejaran caer sus limosnas, limosnas con las que pretendían cubrirse de piedad, pero que en realidad desnudaban la arrogancia de ellos.

- ¿Lo ves?, esto es lo que pasa cuando quebrantas la ley.

Explicaban los padres a sus hijos señalando al pobre hombre ciego junto al camino.

Y él escuchaba cada palabra, es cierto, era ciego, pero no sordo. Al principio las palabras dolían, pronto el dolor era tan grande que ya las palabras parecían no causar ningún efecto negativo en él.

Con el tiempo se convenció de ello.Seguro Dios era un ser severo, iracundo, dispuesto a dejar caer todo el peso de su poder contra quienes quebrantaban la ley. No hay misericordia para quienes cometen errores. Él es un Dios para perfectos, para fuertes, para aventajados. Tal vez en Él no hay lugar para débiles, los desventurados lejos de Él.

Y si tienes al mismo Dios en tu contra, soñar es un suicidio.

La tarde comienza a caer, prepara el escenario para la noche. El día ha sido corriente, normal, nada fuera de lo común, y eso era tranquilizante. Es un alivio terminar el día sin sorpresas cuando se está en su situación.

Pero cuando las nubes comienzan a vestirse de oro un murmullo se cuela en su camino. Es la esperanza que intenta quebrar con ligeros golpes el hielo que envuelve su corazón. La esperanza nunca se rinde, a veces guarda silencio, pero solo mientras prepara su grandiosa aparición. Y les comparto un secreto, yo amo la esperanza, me atrae tanto la forma en que irrumpe en la rutina haciendo pedazos las cadenas del conformismo. Creo que es el mejor ángel de Dios, sí, la esperanza es un ángel.

Aquel murmullo despierta la curiosidad en el ciego y fórmula la pregunta perfecta, la que lleva a la respuesta perfecta. Cada detalle a sido planeado.

-Es que Jesús, un maestro curandero, que dice ser hijo de David, anda caminando por la ciudad.

Responde uno sin saber la importancia de lo que dice. Y aquí comienza la acción.

"No puedes correr hacia él, no podrías orientarte", susurran sus piernas.

"Ni siquiera sabes quien es de todos los que estan entre la multitud, nunca lo has visto, y no lo verás", dicen sus ojos.

"No cuentes conmigo, ni aún conociendo su voz podrías diferenciarla en medio de tanto bullicio", comenta el oído.

"No esperes la ayuda de la gente, ya sabes, ellos no te ayudarán, eres un pobre diablo, un don nadie", dice su mente.

Pero la esperanza deja escuchar su melodiosa voz desde el corazón:

"¡Grita! grita con toda tu fuerza, Él te escuchará, Él quiere escucharte".

Y la batalla comienza, la multitud intenta callarle pero no hay nada que pueda silenciar a uno que es prisionero de esperanza. Y cuando ya casi su voz se desgasta dos díscipulos lo guían hacia la presencia del maestro.

Y mientras camina lo entiende, el mejor momento para soñar es justo cuando no hay recursos, cuando las probabilidades son nulas, cuando los pronosticos están en tu contra.

Y ahora frente a Jesús le escucha preguntar "¿Qué quieres que te haga?.

No le molesta la pregunta, le agrada. Hace tanto que nadie le pregunta algo parecido.

Y sucede el milagro. Recibe de nuevo su vista. Justo cuando las nubes estan cubiertas de oro, justo cuando muestran sus mejores figuras, cuando el sol ya casi se oculta para dar paso a una hermosa luna plateada. Pero eso puede esperar, ya no es su prioridad. Bartimeo, el ciego de Jericó, esta vez solo quiere mirar el rostro del Hijo de Dios, es curioso pero ya no es un maestro curandero que dice ser hijo de David, es Dios mismo frente a Él, y entonces descubre una verdad que libera su alma. Dios tiene un lugar para los débiles, ese lugar esta en su corazón.

Gracias padre, por mostrarme mi lugar en el corazón de Dios.

lunes, 19 de mayo de 2008

GENEREMOS UN MILAGRO HOY.

Este post quiero dedicarlo a todas aquellas personas que a diario generan un milagro en la vida de otros, incluso de muchos que ni siquiera conocen. Algunas de estas personas que he podido conocer son: Jacsellys, Glendys Mosquera, Joel Lopez, Solange, el Rev. Mario Peraza, el Rev. Pompilio Chirinos, el Pastor Melvin Martínez, Eredis, y otras personas más.


Aquella pregunta hacia eco en su corazón y estimulaba los latidos de su corazón acelerándolos cada vez más. No es precisamente alegría lo que siente, aunque quisiera estar alegre, ahora tiene motivos para estarlo. La multitud aguarda silenciosa, y muchas veces el silencio tortura.

-¿Quien me ha tocado? El maestro insiste en preguntar.

Ella quisiera huir de aquel lugar, pero sus piernas no obedecen. Nunca sintió tanto miedo. De repente cae de rodillas temblando por el temor y finalmente sus lágrimas se dejan ver. Luchando contra el llanto intenta hablar. Quisiera poseer una gran elocuencia para persuadir al maestro y a la multitud de los motivos que la llevaron a tan desesperada acción. Ella solo puede describir el dolor que durante doce años la a acompañado, y culmina su torpe y breve discurso con una confesión:

-Maestro, yo... yo te he tocado.

De inmediato sus ojos se clavan en la arena, permanece de rodillas.

Ella lo sabe, su enfermedad no le permite tocar nada ni a nadie, y la priva también de recibir algún toque. Aquello que ella tocaba automáticamente se hacia inmunda. Debe estar separada de la sociedad. Ella no ha debido tocar al maestro. La multitud murmura pues mucho la conocen, claro no saben su nombre.

-Es la mujer del flujo de sangre-.Comentan a la espera de su condena.

Ella no ha parado de llorar, y el miedo se incremente con cada segundo que pasa, la angustia es más desesperante. Cuando su mundo está ya derrumbándose sucede el milagro, el verdadero milagro de esta historia.

Esta mujer siente que una mano acaricia suave y tiernamente su rostro secando sus lágrimas. No puede creerlo, hace doce años que su rostro no es acariciado, hace doce años que no recibe un abrazo. Aquella caricia comienza a cicatrizar tantas heridas en su alma, se van borrando las imágenes de desprecio e indiferencia que por doce años se repitieron en su cotidianidad. La mano se va separando de su rostro y ella quisiera tomarla y besarla aforrándose a esa bendita mano, pero aun siente temor.

La multitud está confundida. La mujer no se atreve a levantar la mirada. La multitud observa al maestro inclinarse a la altura de la mujer, sus miradas se han encontrado. Las lágrimas no le permiten detallar el rostro del maestro pero puede sentir la ternura que aquella mano a anunciado. Él sonríe con compasión. Entiende el temor de la mujer y la confusión de la multitud. Entonces Jesús pronuncia las palabras exactas que esta mujer necesitaba oír:

-Hija, tu fe te ha salvado, ve en paz.

Ella levanta nuevamente su mirada, y clava sus ojos en los ojos de Jesús, expresándole, a través de una mirada, el más sincero agradecimiento. Lo vio levantarse y darle la espalda para atender otros asuntos. Ella también se levanta y lo observa alejarse. Lleva sus manos al corazón y cierra sus ojos capturando el sabor de lo que acaba de vivir. Él ha acariciado su rostro, Él le ha hablado con dulzura, Él ha perdonado sus pecados. No recibió un reproche, no fue repudiada ni tratada con prejuicio. De hecho Él le ha dicho "hija" y "ve en paz". No recordaría ese día por haber sido sanada de un flujo de sangre, lo recordaría porque conoció a un hombre que le devolvió la paz, que le mostró el amor.

¿Sabes cuántas personas salen a la calle esperando oír una palabra de afecto, o recibir una sonrisa? ¿Cuántas nos tropiezan a diario intentando hacerse notar? Salgamos hoy y regalemos una sonrisa, un abrazo, una caricia. Iniciemos una conversación con un extraño, quien sabe, tal vez hoy tu y yo podamos generar un milagro.

miércoles, 14 de mayo de 2008

LA MALDAD JUNTO A MI CORAZÓN.

Ayer disfrute nuevamente de una de las trilogías cinematográficas más interesantes según mi criterio: EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. Y al caer la noche pensaba en el nada especial, débil e inexperto Hobbit llamado Frodo, hijo de Drogo Bolsón y Prímula Brandigamo.


Frodo es encontrado por el anillo, lo cual a mi parecer es una excelente y muy acertada definición de la realidad del mal que hay en nosotros, nos ha encontrado y ha hecho habitación en nuestro ser, pues Dios creó a nuestro antepasado Adán inocente y sin maldad, y así mismo nacemos. Este personaje singular tiene como misión destruir el anillo. Su misión lo destina a librar grandes batallas, la más importante y decisiva es en contra de su propia naturaleza, la cual seducida por la influencia del anillo despierta en él actitudes egoístas. Un pequeño descuido y su alma será esclavizada por el anillo, echando por tierra el destino de todo ser vivo y el suyo propio.


Lo más curioso es que durante su travesía se ve obligado a cargar el anillo colgado de una cadena que lo sitúa en el pecho, paralelo a su corazón. Más de una vez su espíritu es debilitado y manifiesta las más negativas características de su condición. En su viaje le acompaña Sam, su incondicional amigo, más bien su jardinero diría Sam.


Y mientras pensaba en la trama pensaba en mí. No por poseer un destino mítico, o llevar sobre mis hombros el futuro de la humanidad, ya uno hizo eso por todos. Pensaba en la maldad que cuelga en mi pecho, junto a mi corazón, en las veces que he caído ante su seducción manifestando las más horrendas características de mi condición humana. Entonces me pregunté ¿qué es lo que me ha mantenido fuera de la influencia total del anillo?


Me sorprendió mi propia respuesta, pues ante la pregunta desfilaron por mi mente los rostros de todas las personas que han estado conmigo en los momentos más dificiles de mi vida, aquellos que han abofeteado mis malas actitudes haciendome recobrtar la cordura. Y como diría Marcos Vidal no son muchos, pero Dios los puso aquí.


Ellos son mis heroes, gracias a ellos me mantengo con vida. Y no tengo necesidad de decir sus nombres, pues a diario se pasean por acá, y saben que estan en mi corazón.


Un día esta maldad junto a mi corazón será disipada totalmente, será fundida en el fuego de la más pura presencia, ese día miraré los ojos de mi Hacedor, y sonreiré, luego daré media vuelta para observar a cada uno de esos ángeles llamados amigos que me han acompañado, tal vez algunos de ellos ya habrán sonreído ante nuestro Hacedor, les sonreiré a ellos, y de nuevo frente a Él me acercaré a Su oído y le susurraré: "Sin mis amigos no habría podido llegar aquí".

viernes, 9 de mayo de 2008

EL FRUTO DE MI AFLICCIÓN

He llorado en estas noches, a veces es dificil no hacerlo... Sé que muchos de ustedes lo sabe.

Anoche cuando ya mis lágrimas cesaban mi dolor dio a luz. Si señores, y con el orgullo de un padre que sostiene en sus brazos por primera vez a su hijo recien nacido les presento el fruto de mi alficción:


"HOY CAMBIO MI DOLOR POR UNA ILUSIÓN;

MI INCERTIDUMBRE POR FE

MI LLANTO POR UNA CANCIÓN,

MI DECEPCIÓN POR ESPERANZA.

LA BATALLA NO HA TERMINADO, LO SÉ,
AUN SANGRA MI HERIDA...

PERO ME MANTENGO EN PIE

PUES MIENTRAS HAYA VIDA,

SIEMPRE HABRÁ UNA BATALLA QUE LIBRAR...

Y YO HE NACIDO PARA GANAR".


sábado, 3 de mayo de 2008

LA MEJOR DE MIS DECEPCIONES.

Perdí el apetito, me quedé sin futuro.
El sueño no volvió, los días oscuros. Las estrellas se apagan, la noche tan fría. Lágrimas acompañándome en mi soledad, la vida se acorta; el pasado que duele, las sonrisas ausentes. Y las dudas aparecen, una a una, dudas sobre mí. Los temores se asoman, el destino incierto. El cielo nublado, y yo de espalda al sol. La luna se esconde, el ruido molesta y el silencio es inoportuno.
¿Sabes de qué hablo?
Decepción.
Un amor que te abandonó.
Un negocio que no resultó.
Una carrera inconclusa.
Una oportunidad que nunca llegó.
Un accidente que no ha debido pasar.
Un amigo que traiciona.
Un padre que abandona.
Un fallo injusto...
Decepciones... Las he vivido todas... Todas las que no he planeado, todas las que no he esperado... Las que no debí vivir.
Y no sé, pero hoy me levanté pensando en ellas. Y pensando en el mejor recuerdo que anido al respecto, que es por cierto, la mejor de mis decepciones.
El sueño volvió... Los días fueron iluminados por un puro resplandor del sol. Las estrellas fueron descubriéndose una a una y comenzaron a brillar nuevamente para mí... El frío de la noche resultó amigable, las lágrimas acompañaban mi alegría... La vida no era tan corta, el pasado me regalaba lecciones y nunca más dolió... Sonrisas en mis labios , y las dudas no fueron más dudas. Los temores se alejaron, el destino fue asiéndose visible, el cielo despejado y yo de frente al sol. La luna mostrando su belleza sobre el manto de la noche, el ruido mi melodía y el silencio justo a tiempo...
En aquellos momentos de decepciones las letras fueron mi refugio, solo ellas no estorbaron.
Si pasaras por aquí, intentando refugiarte en las letras, debes saber que todo pasará, a la vuelta del tiempo necesario vivirás feliz. El ahora será solo un recuerdo, y no dolerá. Que la esperanza renacerá, aun de las cenizas, renacerá. Que volarás sobre el mar, caminaras sobre las aguas, soñarás de nuevo. Tu destino es tu destino, y no podrás escapar de él. Ahora sé que la vida es un largo sendero, y las decepciones se presentarán en el camino, pero no se hospedarán en mi alma. Ya no pueden sorprenderme, ya no me engañarán otra vez, las decepciones ya me han decepcionado, y sé que volverán a hacerlo. No dejaré de sonreír, no ataré mi esperanza, pues la esperanza si que nunca me ha decepcionado.