jueves, 11 de marzo de 2010

AQUEL LUGAR...

Estuve de nuevo en aquel lugar… Lugar donde aun viven los recuerdos y respiran el aire que se escapa en los suspiros de nuestras melancolías… Donde aun sueñan los sueños de los que alguna vez tu y yo despertamos sin recordar lo que soñamos… Donde la vida sigue siendo buena, y permanece suspendida, aliada al tiempo, burlando las muertes que rodean a la memoria, esperando… Esperando…

Lugar donde nuestras suertes se encontraron… Donde tropezamos sin saber, queriendo, sin haberlo planificado, no por no querer, simplemente por no saber… Donde aun hay huellas de ti y de mí, y de ti en mí y de mí en ti… Ese lugar cuya magia esperó por los dos…

Lugar donde el destino tuyo y mío se fundió para ser un solo camino… Camino abierto, dispuesto a ser recorrido, deseoso de nuestros pasos… Destino infalible, así creímos tal vez, y aun tal vez lo sea… Camino que se erigía frente a los dos y gritaba con atractivo de sueños, de cuentos de dulces finales, de historias donde ganan dos… Camino que nos invitaba al recorrido de las aventuras que no vivimos y que no viven sin el oxigeno que emana de tu sonrisa…

Allí, sentado, lloré un por qué, sonreí un quizá, callé un quisiera… Allí sentado escribí tu nombre sin creer y el mío sin dudar… Tal vez mi cobardía por ser valiente o mi valentía por acobardarse; tal vez mi independencia a la no dependencia o mi dependencia a depender de aquello que solo yo controlo… No sé aun con seguridad si tú o si yo; solo sé que aquel camino no conoció tus andanzas que pudieron ser mías, tampoco conoció mis pasos que pudieron ser tuyos…



Sentado, justo en aquel lugar, descubrí que es otro sin ti, así como yo soy el mismo sin ti… No habían estrellas ni cielo azul, no paseaba la brisa ni el viento recio devastaba, no sonreía ante la suerte, debo decir que no había suerte si quiera en aquel lugar… Era un desierto sin ti así como yo soy una fiesta de años perdidos sin ti…

Aquel lugar, sin ti, es un valle de lagrimas, que se unen al caer para formar un río que intenta decirte que allí estuve yo, que allí te esperé y que cada noche por cien años más, si fuera necesario, esperaré sentado por ti, para que vengas a cambiar lo que soy, para que vuelvas a decirme con tu linda sonrisa, con tu mirada tierna de buenos días, que todo cambiará y así junto recorrer aquel camino que volverá a ser cuando tu destino y el mío se encuentren de nuevo…

En aquel lugar soñé contigo, invoqué los recuerdos que aun hablan de ti, los invoqué como mensajeros de buenos días que lejanos vienen a visitarte, y jugué con ellos a la esperanza, y ya cansado volví a dormir…

Aquel lugar es un saco de melancolías sin ti, así como yo soy un anciano de cien mil añoranzas sin ti…


Esperaré por ti para que vengas a remover la tranquilidad de estas horas que desesperan y que caminan en cuenta regresiva hacia un abismo oscuro y silente…

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