martes, 11 de enero de 2011

CRONICAS DE UN DESPERTAR... (NO ES PRETENSIÓN DE IMPONER).

Haber despertado, y lograr cambiar mi perspectiva sobre cualidades como la debilidad y reconocerlas como potenciales estructuras para un cristianismo como escenario que pueda derrocar ese cristianismo de historieta, ese mundo de cristal del cual emergí, me permitió tomar más en serio mi relación con el tiempo y el espacio al cual irremediablemente estoy sometido, me permitió intentar centrarme más en mi búsqueda y ver más allá de los límites sectarios a los que por años estuve sometido.

Comencé a preocuparme más por los asuntos tocantes al encuentro de un Dios, dejando a un lado los conceptos prefabricados con el paso de los siglos y que vinieron resultando de la mezcla de visiones culturales y contextos atados a diferentes edades, cuando esto sucede te das cuenta que no tienes dios, porque no te has preocupado realmente en buscarlo sino que te has entregado a la suerte de las interpretaciones y dibujos heredados. También quise entender la obra de Cristo, conocerla, y ocurrió lo mismo, me estorbaron los sermones que hasta entonces le daban matices favorables al sistema cristiano heredado y protegido fanáticamente, también las doctrinas que intentaban mostrarse como interpretaciones de sus palabras y actos, odié la osadía de quienes viciados por las estructura de un sistema opresivo se proclamaban a sí mismos voceros de los designios divinos y en nombre del Cristo proferían supuestos deseos de él, como si éste fuera un muñeco sentado en sus piernas y ellos ventrílocuos frente a sus oyentes. Pude desnudar conceptos como unción y sujeción, entre otros, cuyas estructuras conceptuales indican que han mutado desde su origen al ritmo de las ambiciones y metas del sistema convirtiéndose en estrategias para oprimir y suprimir todo tipo de rasgos que indiquen el despertar del individuo y la rebelión ante las incongruencias y contradicciones en las doctrinas que promueve el cristianismo heredado y ante sus intenciones proselitistas.

Comprendí que el ser humano a través de la historia ha reclamado su independencia frente a la opresión religiosa, política, económica, y demás. El surgimiento de rebeliones y reformas dentro del mismo cristianismo es prueba de ello, el hombre ha intentado desprenderse a través de los siglos de la manipulación a través de la religión, queriendo demostrar que su sensibilidad hacia la “sed espiritual” no lo convierte en un monigote de ningún sistema religioso. Pero de esa misma forma la historia refleja que la obstinación del hombre y sus ambiciones llevan a institucionalizar los caminos emprendidos con libertad como esclavizadores. Sucede porque el despertar sugiere una constante génesis, reforma, nos reclama como forjadores pero para que el desempeño de nuestra responsabilidad como tales sea eficaz, para que podamos construir un escenario acorde a lo que en principio nos movió debemos mantenernos alertas, regenerando nuestros métodos, examinando nuestras intenciones y propuestas. Debemos mantener nuestra disposición a la debilidad. ¿Podemos forjar un nuevo camino? Creo que más bien un nuevo modelo que sirva para la construcción de un nuevo camino. Y hay una gran diferencia entre un nuevo camino y un nuevo modelo, entre un nuevo cristianismo y una nueva expresión del cristianismo, un nuevo sistema y un nuevo escenario para la constante génesis de los sistemas.

Despertar no es pretender imponer, no nos impulsa a “un nuevo destino”, a “un nuevo propósito”. El hombre siempre como masa o sociedad ha querido como destino una mejor calidad social y ha asumido como propósito un mejor desempeño para la construcción de su destino. Haber despertado me permitió saber que puedo tener un concepto propio de Cristo y una interpretación inédita de su obra. Y aprendí a ver a mi lado antes de ver hacia arriba, que importa el mundo ahora, como escenario ahora, que importa el mundo mañana, como escenario mañana, pero que para llegar al mañana debo hacer lo que ahora me corresponde. Cristo actúo cuando caminó en esta tierra, actuó de tal forma que afectó el escenario en el que desempeñó su actuación, el mundo que conoció, transformó la forma como muchos veían la sociedad y propuso con sus palabras y actuación un mejor orden social, y su obra sirvió en un período de transición de tal forma que en un período siguiente aquellos que se decían seguidores de Cristo construyeron a partir de su actuación, porque él había dejado su actuación y palabras como herramientas.

Despertar no es correr hacia otro mundo de cristal, no es escribir otra historieta, es ver la realidad que nos rodea y asumir nuestro rol social, nuestro desempeño como agentes en un período de transición, en el que estamos obligados a dejar herramientas para que en un siguiente período se continúe la construcción de un mejor escenario. Es asumir nuestro compromiso con los valores que vimos ausentes en aquel sistema al cual pertenecimos o nos sometimos, cuya ausencia nos arrinconó a despertar, y mantenernos en constante génesis para no viciarnos de actitudes dogmaticas que puedan llevarnos a la tentación de proponer o construir estructuras de opresión expresadas en formas novedosas. Nuestro rol social nos llevará constantemente a proponer reformas en las estructuras sistemáticas que surjan como parte de un nuevo orden en el escenario humano, y estas reformas deberán abogar a favor de que se mantenga el respeto hacia las distintas expresiones ideológicas, lo cual podría resultar dificultoso pues se deberá apuntar en contra de las estructuras opresivas y actitudes limitante de muchos sistemas que con sus metas proselitistas, métodos ortodoxos, recursos dogmáticos continuarán proponiendo un escenario hostil y contrario a la evolución social. Hoy después de transitar junto al tiempo por la ruta del despertar, mientras actúo en el espacio donde me ha tocado estar, sigo buscando, intentando sugerir estructuras débiles sin pretensión de imponer sino más bien de aportar para un escenario dócil, donde el bienestar social y humano esté por encima de cualquier pretensión dogmática, y a veces creo saber que esta fue la intención de Cristo…

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