Me siento tonto muchas veces al escribir sobre estas cosas, y sé que no solo me ocurre a mí. Lo comento con algunas amistades cuando nos reunimos o tropezamos en algunas redes sociales. Siento que son golpes al aire, a la nada, que ni siquiera son necesarios, que no hay frutos en esto y que debería dirigir mi tiempo a otras cosas.
Algunas veces veo a mi alrededor, tropiezo con personas que han despertado y me sorprendo al ver que usamos las mismas palabras, que creemos los mismos argumentos, que sufrimos las mismas dudas, que compartimos la pasión y la ilusión de ver una era distinta en la que la religión no sea un intento de construir un camino, sino más bien uno de tantos escenario en los que podamos actuar y emprender una búsqueda común, sin temor a ser cautivados por alguna doctrina, con la libertad de creer lo que creemos y no creer lo que no creemos.
Me emociona ver que el cristianismo es blanco de disparos potentes, que se levantan “forjadores” dispuestos a perder el tiempo planteando reformas y constantes génesis, proclamando la destrucción de doctrinas o estructuras que son hoy emblemas de un cristianismo dañino, que se ha levantado como sistema controlador y por lo tanto opresor, cuyos juegos nos son más que constantes reformas que solo logran disimular la ortodoxia y darle nombres novedosos y argumentos basados en las mismas estructuras heredadas. Me anima reunirme con jóvenes, adultos, ancianos que desean un cambio y lo predican, que incluso invierten más que tiempo y letras para la construcción de nuevos modelos. Tal vez raye en lo mismo de las últimas entregas, pero es que esto que hoy llaman cristianismo me parece una historieta de mal gusto, una ficción de las baratas, cada argumento que predica este cristianismo que me estorba lo veo insostenible, contradictorio; aun así a veces creo que ha sido necesario, pues finalmente servirá de puente hacia una nueva expresión.
Pero sigo sin ver cambios significativos, sigo escuchando estupideces a las que llaman sermones y que emiten con sello de cristianismo, sigo observando el levantamiento de construcciones destinadas a llamarse templos cristianos y que en esencia solo pretenden ser cuarteles de adoctrinamiento ortodoxo, y me da temor, aunque suena tonto, pero me da temor cuando pienso que tal vez l.as cosas seguirán siendo así, que esta generación que nace heredara el mismo mundo, el mismo sistema que ha coartado en sus expresiones la libertad de una búsqueda que cada quien debería emprender de forma inédita, me da temor que el cristianismo siga siendo sistema; sueño con dejar una herencia distinta, de valor, sé que no soy el único, pero ya alguien dijo “mal de mucho, consuelo de tontos”… Así me siento a veces, tonto…
Hoy ni siquiera intento plantear algún plan de acción, solo expreso mis temores, mis anhelos, solo intento convencerme de una idea tonta, de un sueño tonto, creer que tal vez mañana la historia mirará hacia atrás y contará que existieron forjadores, creer que el mañana será un escenario y no un sistema…
Algunas veces veo a mi alrededor, tropiezo con personas que han despertado y me sorprendo al ver que usamos las mismas palabras, que creemos los mismos argumentos, que sufrimos las mismas dudas, que compartimos la pasión y la ilusión de ver una era distinta en la que la religión no sea un intento de construir un camino, sino más bien uno de tantos escenario en los que podamos actuar y emprender una búsqueda común, sin temor a ser cautivados por alguna doctrina, con la libertad de creer lo que creemos y no creer lo que no creemos.
Me emociona ver que el cristianismo es blanco de disparos potentes, que se levantan “forjadores” dispuestos a perder el tiempo planteando reformas y constantes génesis, proclamando la destrucción de doctrinas o estructuras que son hoy emblemas de un cristianismo dañino, que se ha levantado como sistema controlador y por lo tanto opresor, cuyos juegos nos son más que constantes reformas que solo logran disimular la ortodoxia y darle nombres novedosos y argumentos basados en las mismas estructuras heredadas. Me anima reunirme con jóvenes, adultos, ancianos que desean un cambio y lo predican, que incluso invierten más que tiempo y letras para la construcción de nuevos modelos. Tal vez raye en lo mismo de las últimas entregas, pero es que esto que hoy llaman cristianismo me parece una historieta de mal gusto, una ficción de las baratas, cada argumento que predica este cristianismo que me estorba lo veo insostenible, contradictorio; aun así a veces creo que ha sido necesario, pues finalmente servirá de puente hacia una nueva expresión.
Pero sigo sin ver cambios significativos, sigo escuchando estupideces a las que llaman sermones y que emiten con sello de cristianismo, sigo observando el levantamiento de construcciones destinadas a llamarse templos cristianos y que en esencia solo pretenden ser cuarteles de adoctrinamiento ortodoxo, y me da temor, aunque suena tonto, pero me da temor cuando pienso que tal vez l.as cosas seguirán siendo así, que esta generación que nace heredara el mismo mundo, el mismo sistema que ha coartado en sus expresiones la libertad de una búsqueda que cada quien debería emprender de forma inédita, me da temor que el cristianismo siga siendo sistema; sueño con dejar una herencia distinta, de valor, sé que no soy el único, pero ya alguien dijo “mal de mucho, consuelo de tontos”… Así me siento a veces, tonto…
Hoy ni siquiera intento plantear algún plan de acción, solo expreso mis temores, mis anhelos, solo intento convencerme de una idea tonta, de un sueño tonto, creer que tal vez mañana la historia mirará hacia atrás y contará que existieron forjadores, creer que el mañana será un escenario y no un sistema…
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