sábado, 24 de julio de 2010

TUS OJOS Y EL AMANECER...

Hoy la mañana me mostró tus ojos y pude pasear entre las veredas de aquella mirada…

¿Recuerdas?...

Aquella que desfiló para mí y me sedujo a despertar en una vida donde aprendí a vivir… Hoy duele vivir, por eso intento ahogar la vida que aquí dejaste…

Las noches son lamentos por tu ausencia, lamentos que se visten de fiestas y brindan por ti, intentan engañarme, como si aquí estuvieras…

Cada noche, niña, cierro mis ojos con la desesperanza puesta en la esperanza de que al amanecer mi vida extinta me de paso a mi otra vida…

Intento ahogar mi sed, sed de lo que fui contigo en aquellos tiempos que permanecen escondidos como si un nuevo comienzo fuera posible…

Suspendida en el tiempo, adueñándose de los aires, tu mirada hoy pasea con el amanecer y se abrazan, se despierta mi envidia, siente el reto mi deseo, es provocada la guerra entre la vida que agoniza y aquella que emerge… Yo sin saber dónde ubicarme observo tus ojos y sonrío porque recuerdo…

No sé de dónde vienen los recuerdos, y hoy no quiero preguntar, pero recuerdo que contigo fui diferente, que por un instante, en esta vida que es un día invadido por tantas noches que envenenan mi alma, tu mirada fue mía y en el mismo lugar donde estoy no hubo guerra sino calma, calma que sonríe ingenua creyendo que los tiempos volverán que doscientas vidas se reunirán aquí para dar el final que será la entrada a un nuevo destino…

Pero no sé, niña, aun viendo tus ojos en este amanecer sigo sin fuerzas…

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