martes, 27 de julio de 2010

RODEADO DE SOMBRAS...

Hay sombras que opacan mis noches, débil resplandor de la luna que se rinde ante la presencia de tu ausencia que se fortalece frente a los recuerdos, forasteros en un mundo de reglas extrañas, de leyes extrañas, extranjeros que buscan su lugar, que cruzan los desiertos de esta vida, que beben de las aguas amargas de estos países, aguas que no calman la sed, que observan la violencia de las distancias que separan verdades, que me separan de tu alma, mi gran verdad.



Las sombras minan mi amistad con la noche, espantan el tratado de tranquilidad, aquel que confesamos bajo la luna, la noche ahora firmó su tregua con las sombras y unidas avanzan destruyendo lo poco que queda de mi, y mi tranquilidad corre lejos, intranquila, con temor… Yo voy rindiéndome como el mismo resplandor de la luna, y mi alma, como la noche, se opaca y rompe sus tratados con mi vida…



Cada noche los recuerdos roban fragmentos de mi alma, yo débil, rendido, voy entendiendo que no es aquí a donde pertenezco, que soy forastero y me estorban las reglas, que soy extranjero y me oprimen las leyes, que nací en otros tiempos, que caminé en otros mundos. Voy comprendiendo las sombras, ellas que han trascendido, han memorizado el camino de la muerte para enseñarme la vida, ese camino en el que desperté un amanecer para encontrarte en la noche…



Esta noche veo la luna que ya se apaga, mis ojos se cierran para encontrar el camino, por donde desfilan los recuerdos, por donde caminé en otros tiempos, donde fue quitada la vida del cansancio y donde mil veces yo, destruido en medio de sombras fui sumergido para marcar un nuevo despertar…

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