Yo sabía que soñaba y consciente de ello hice el esfuerzo de no despertar. Le lloré al amanecer para que se detuviera rogué a la noche para que no se marchara.
Tú estabas a mi lado, sonriendo, mordiéndote los labios para no hablar y regalarme así tu silencio y compañía… Sentada frente a mí, con mirada bondadosa, con tus manos jugando con mis dedos, como alentándolos a continuar escribiendo, como premiándolos por el recorrido hasta el momento.
Yo, sumiso, me rendía ante tu mirada; tú, sin asombro, me escuchabas hablar; te conté mis deseos, todos me llevan a ti; te revelé mis secretos, todos pronuncian tu nombre; te relaté mis historias, todas lamentan tu ausencia. Me sentí tranquilo, aunque odiando el amanecer. Te expliqué quién soy y de dónde vengo, interpreté para ti mi búsqueda, mi obsesión y mi sed, lo hice con palabras sencillas para cuidar tu fragilidad y sentí el alivio de saber que tú todo lo sabías y la alegría tímida de quien se sabe comprendido.
Me embriagué de paz, y al hacerme consciente de la paz que tú me dabas despertó mi torpeza, guardé silencio por un segundo y fue entonces cuando lo supe: soñaba contigo. Supe también a qué le temo: a perderte. Y todas las tristezas de mi historia se hicieron ridículas, es más triste tenerte en sueños y perderte al despertar que haber vivido una vida sin ti.
Por primera vez odié el silencio y me esforcé por pronunciar todas las palabras que conozco, inventé letras, construí palabras, armé frases, no tuve temor de no ser entendido, te dije “tú eres mi muerte”, “despiertas mi odio por la vida”, “he amado tu ausencia”, “mis manos sangran por ti”, “sonrío mientras respiro humos de amarguras”… Tú me mirabas, te acercaste con una promesa en tus labios, yo enmudecí queriendo escucharte, pero desperté en ese momento…
Aquí estoy, despierto, otra vez en silencio, de nuevo mis manos sangrando, una vez mas anhelando ser comprendido, resignado a seguir callando mis deseos, secretos e historias; decidió, sin opciones, a seguir solitario en mi búsqueda, mi obsesión y mi sed; caminando por las veredas que no dan tregua a mi agonía… Con una nueva meta entre mis manos: descubrir cómo se construye una noche eterna…
Tú estabas a mi lado, sonriendo, mordiéndote los labios para no hablar y regalarme así tu silencio y compañía… Sentada frente a mí, con mirada bondadosa, con tus manos jugando con mis dedos, como alentándolos a continuar escribiendo, como premiándolos por el recorrido hasta el momento.
Yo, sumiso, me rendía ante tu mirada; tú, sin asombro, me escuchabas hablar; te conté mis deseos, todos me llevan a ti; te revelé mis secretos, todos pronuncian tu nombre; te relaté mis historias, todas lamentan tu ausencia. Me sentí tranquilo, aunque odiando el amanecer. Te expliqué quién soy y de dónde vengo, interpreté para ti mi búsqueda, mi obsesión y mi sed, lo hice con palabras sencillas para cuidar tu fragilidad y sentí el alivio de saber que tú todo lo sabías y la alegría tímida de quien se sabe comprendido.
Me embriagué de paz, y al hacerme consciente de la paz que tú me dabas despertó mi torpeza, guardé silencio por un segundo y fue entonces cuando lo supe: soñaba contigo. Supe también a qué le temo: a perderte. Y todas las tristezas de mi historia se hicieron ridículas, es más triste tenerte en sueños y perderte al despertar que haber vivido una vida sin ti.
Por primera vez odié el silencio y me esforcé por pronunciar todas las palabras que conozco, inventé letras, construí palabras, armé frases, no tuve temor de no ser entendido, te dije “tú eres mi muerte”, “despiertas mi odio por la vida”, “he amado tu ausencia”, “mis manos sangran por ti”, “sonrío mientras respiro humos de amarguras”… Tú me mirabas, te acercaste con una promesa en tus labios, yo enmudecí queriendo escucharte, pero desperté en ese momento…
Aquí estoy, despierto, otra vez en silencio, de nuevo mis manos sangrando, una vez mas anhelando ser comprendido, resignado a seguir callando mis deseos, secretos e historias; decidió, sin opciones, a seguir solitario en mi búsqueda, mi obsesión y mi sed; caminando por las veredas que no dan tregua a mi agonía… Con una nueva meta entre mis manos: descubrir cómo se construye una noche eterna…
2 comentarios:
bueno, solo queria escribir para decirte que tus sueños han hecho q piense en el mío y parece q los escribieras... tal vez es el sueño de muchos...
felicitaciones, muy buenos los escritos, espero nos sigas compartiendo de tus sueños y que puedan ser una realidad y tal vez cuando eso pase también sigas escribiendo...
hasta pronto,
Hola diana, gracias por tomarte el tiempo para comentar, disculpa el retraso al responder, estaba de vacaciones! Un abrazo-
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