miércoles, 2 de diciembre de 2009

TRAYECTO NATURAL DE LA HISTORIA, CONCIENCIA HISTORICA, ESTRUCTURAS DEBILES (VISIÓN DE ESCENARIOS).

Aquí voy con esto, y pido disculpa por la manera informal en que lo presento, pero va naciendo un domingo y los domingos, borracho de hogar y fumando tranquilidad, me siento libre para meditar y plasmar esto que nace de mi necesidad de hacer más comprensible lo que he llamado hasta ahora una “visión de escenarios”, que puede generarse mediante la "conciencia histórica" de su constante aparición en el trayecto natural de la historia. Y esta compresión, comienzo a sospechar, depende de que se logre aceptar como construible a partir del contexto actual.

Apunto hacia la “muerte natural de la visión sistemática” y hacia el nacimiento de escenarios donde los bloques inmersos dentro de las estructuras de lo que hasta hoy se percibe como sistema sean más bien ambientes de supervivencia de la especie humana y las estructuras sean veredas dentro del escenario. Esta visión generaría a su vez la muerte de ideales que suponen la supremacía del más fuerte de acuerdo a su habilidad de control, generando actitudes “inhumanas”, hoy asimiladas y aceptadas como parte de la misma condición humana, ya que se han instaurado normales y necesarias también, provocando la autoridad de conceptos totalitaristas y absolutistas que marcan las definiciones del éxito y el progreso, irónicamente contrarias a nuestra evolución en sintonía con la historia. De estas definiciones que surgen de aquellos conceptos (totalitaristas y absolutistas), que se han provocado por actitudes inhumanas y son el resultado de ideales de control (todo esto un juego que crea la misma visión sistemática) se alimenta la pretensión de poder que ha venido a regir la dirección de los cauces llamados progresos. Y esta pretensión de poder la creemos ya inseparable de los bloques inmersos dentro de las estructuras más generales del sistema que afecta nuestra edad, tanto que es defendida y protegida (la pretensión de poder) sin tomar en cuenta que rebaja la cuestión humana y la hace sierva de formas sutiles de esclavitud, esclavitud que hace suponer que la libertad es un solo camino, y es el mejor camino, y por lo tanto el único, aquel más numeroso, más antiguo y de mayor alcance (creencia que depende de ideales construidos sobre la tradición como instrumento de autoridad y no como arte y carácter de la historia escrita), así se crea la negación a la facultad de cuestionar, de encontrar orígenes y medir proyecciones, predicándose dentro de cada bloque (auto nombrado el mejor y único camino) hermandad y tolerancia, como si eso pudiera llamarse hermandad y tolerancia siendo más bien exclusivismo, característica de vicios totalitaristas y absolutistas que siguen manchando la historia y aberrando nuestra condición humana, dándole un sentido cada vez más contrario a su esencia. Hoy se hace necesario un alto, y una pausa en los causes construidos a partir del trayecto natural de la historia y volver a él para tomar su dirección que es más real y humana.


Hasta ahora entiendo que se perciba utópico mi planteamiento de restar espacio a la forma como se generan hasta ahora sistemas, estructuras y bloques que rigen nuestra interacción humana, sobre todo al manifestar que apunto hacia la “muerte natural de la visión sistemática”, pero puedo decir que esta visión puede afectar nuestro aquí y ahora, y puedo decirlo sin el temor tonto de sentirme utópico e idealista. Me confieso atado, en otros tiempos, a este temor, me confieso aun fatalista al mismo tiempo que prisionero de esperanzas, me confieso aun amante del futuro sabiendo o creyendo saber que el futuro es una manifestación del tiempo nunca tangible, carente de “destino” como estado lugar, y tal vez estos son mis errores, pero me mantienen en movimiento y en constante búsqueda, así que no los menosprecio ni me menosprecio por ellos.

He visto que una edad se construye a sí misma (en unidad con el hombre) sobre las bases de la última (a manera de oposición a la edad que muere) y que esta última viene a generar los conceptos y supuestos que alimentarán a la naciente y allí creo que está el punto de encuentro de las edades y la unidad de la historia misma con el hombre y su cualidad evolutiva (ya que estos encuentros vienen a ser como eslabones en su evolución, la de hombre e historia como unidad). Por eso creo necesaria una “conciencia histórica” (no como facultad de la historia separada del hombre, sino de la historia en el hombre mientras el hombre se sumerge en la historia) y que esta sirva de instrumento a la visión de escenarios como sustituta de la visión de sistemas. Y creo que esta conciencia histórica y la posible pretensión de esta visión como planteamiento recuperable por la edad próxima para la construcción de sí misma va ubicándola dentro del contexto actual mirado desde “el futuro” (mi pecado, mi error), así como también asimilar la necesidad de estructuras débiles y de generar espacios para sus orígenes es el punto que amenaza con romper con la utopía dentro de mi planteamiento. Sin embargo, sigo insatisfecho con su inserción en el contexto actual limitada a una mirada desde una edad próxima, es decir, asimilar la necesidad no garantiza la acción a favor de lo que he definido como estructura débiles que vendrían a establecer la visión de escenarios. ¿Cómo generar las estructuras débiles? Considero que llegar a la respuesta sería causar un leve estallido que ubicaría aun más esta propuesta dentro del contexto actual. De manera que me siento en la necesidad no de construir o generar estructuras débiles, sino de hacerlas percibir construible y generables.

En este punto es donde intento constantemente la apertura del dialogo referente al tema, dialogo abierto, arrojando proposiciones e intentando mantenerme al margen de la ambición progresista para adecuarme más bien al ritmo evolutivo. Así que voy proponiendo la ruptura de la percepción del éxito evolutivo basado en la proliferación de un solo escenario y el proselitismo como gasolina del motor evolutivo, es decir, propongo que, mientras siga viva la visión de sistema se intente percibir el éxito evolutivo ligado a una cualidad de mantener el respeto y la valorización del hombre sin someter respeto y valor del hombre a creencias (incluso sistemáticas). Entiendo que, a simple vista, esto hace débil la pretensión de hacer imperante la visión de escenarios y que esta ahogue la de sistemas, pero ya lo he dicho antes: “confío en el trayecto natural de la historia” y en la utilidad de los caracteres naturales que ha arrojado “segundos” antes de sufrir “orígenes de progresos”. Yo creo necesariamente adaptable esta visión incluso a los bloques inmersos dentro de la visión sistemática, y lo creo necesario porque a través de esa débil cualidad de introducirse al servicio de los bloques sistemáticos se puede originar (como naturalmente está sucediendo en muchos bloques en el intento de recuperarse el trayecto) el estallido de las ambiciones totalitaristas y absolutistas, que someten a esclavitudes nombradas libertades; y creo que ese proceso natural (la inserción de la debilidad dentro de las estructuras de la visión actual) evita daños sobre la cuestión humana a manera que la evolución histórica va imponiendo su ritmo y la visión de escenario va instaurándose desde la visión actual, alineándonos al proceso natural (“evolucionista” “¿evolutista?”) romperemos con el vicio progresista y todos sus componentes que desvían al hombre del trayecto natural y que adormece su conciencia histórica. De esta forma planteo la muerte de “la visión sistemática” como un proceso natural en el que el hombre recupera su sintonía con la historia.

Por ahora me conformo con estas dos proposiciones: “la ruptura de la percepción del éxito evolutivo basado en la proliferación de un solo escenario y el proselitismo como gasolina del motor evolutivo”. Que llevan a la construcción de estructuras débiles para erigir escenarios donde hay sistemas. Por ahora lo creo suficiente para desligar mi planteamiento de la seducción utópica. Aun me quedan muchas proposiciones, pero intento avanzar sin afán, trato de aprender de la historia y mantenerme consiente de ella y mi unidad con ella, así que seguiré “arrojando” (termino que, bajo este contexto, agradezco a Carolina García) mi confianza en el ritmo natural de la historia y me permitiré por ahora un pecado poético (sí, tal vez otro de mis errores) para decir que “pretendo escuchar su canción y bailar junto a ella su ritmo”•

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