Caminamos por la cinco de Julio… Tú sonríes. Es un acto de bondad el tuyo pues lo sabes: tu sonrisa me da reposo, tu sonrisa le da vida a mi vida que agoniza postrada ante la muerte que vive y danza.
La avenida no es la misma de aquellos años, pero aunque su aspecto ha cambiado puedo respirar el mismo aire y siento la paz que respiré cuando vivir era sencillo, cuando mi única ambición fue sujetarte de mi mano y caminar por las calles de mi adolescencia. Para entonces caminaba yo, cansado y solitario, soñando contigo, preguntándome dónde estarías mientras aprendía a amar tu ausencia, deseando construir recuerdos para que juntos riéramos del pasado, queriendo alcanzar logros para celebrar junto a ti.
Ahora, mientras sueño, estás conmigo, y sujetando tu mano, sujetándome a ti, camino y no sospecho que sea un sueño; no lo sabría de no haber despertado y estar escribiendo aun con el sabor de tu ausencia.
Te señalo cada rincón, te cuento lo que fueron esos lugares y lo que fuiste tú en cada uno de ellos. Tú sonríes como queriendo dudar, pero creyendo con certeza que te digo verdades, me miras con un “lo sé” en tu mirada que me redime del dolor de haber guardado durante tantos años palabras e historias para ti… Y cuando estoy convencido de tu existencia despierto, y aquí estoy, escribiendo historias, sellando palabras con la fe de que un día tu sonrisa y tu mirada me redimirán del dolor… Te extraño…
La avenida no es la misma de aquellos años, pero aunque su aspecto ha cambiado puedo respirar el mismo aire y siento la paz que respiré cuando vivir era sencillo, cuando mi única ambición fue sujetarte de mi mano y caminar por las calles de mi adolescencia. Para entonces caminaba yo, cansado y solitario, soñando contigo, preguntándome dónde estarías mientras aprendía a amar tu ausencia, deseando construir recuerdos para que juntos riéramos del pasado, queriendo alcanzar logros para celebrar junto a ti.
Ahora, mientras sueño, estás conmigo, y sujetando tu mano, sujetándome a ti, camino y no sospecho que sea un sueño; no lo sabría de no haber despertado y estar escribiendo aun con el sabor de tu ausencia.
Te señalo cada rincón, te cuento lo que fueron esos lugares y lo que fuiste tú en cada uno de ellos. Tú sonríes como queriendo dudar, pero creyendo con certeza que te digo verdades, me miras con un “lo sé” en tu mirada que me redime del dolor de haber guardado durante tantos años palabras e historias para ti… Y cuando estoy convencido de tu existencia despierto, y aquí estoy, escribiendo historias, sellando palabras con la fe de que un día tu sonrisa y tu mirada me redimirán del dolor… Te extraño…
1 comentario:
Gusmar, vengo leyendo cada sueño, sin tanto tiempo para comentar, pero la verdad es que uno a uno me han fascinado.
Gracias por compartirlos!
Cariños!
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