viernes, 11 de diciembre de 2009

NIÑA DE MIS TORMENTOS... (Sueño Numero Siete).

Así te quiero, ausente y distante de mis mundos y mundanalidad, de mi obsesión banal, de mi sed natural. Como la brisa, paseando por estas tierras sin ser vista, sin afectarse por mi dinámica, independiente de mí; como los mares, amplios y soberanos, a veces tranquilos y otras veces inquietos. Así, sonriendo libre, inventando mil sonrisas, de ellas una sola guardada para mí sería haber vivido; dibujando con letras tu libertad, esa que eres en esencia, que influyes en mí con solo pensarte, aunque estés ausente y distante; soñando en viajes, cada vez más lejos, conquistado lugares con tu presencia, transformándolos con tu aliento joven, entre encuentros donde no tengo espacios… Derrochando la magia de tu mirada, trastornándolo todo, dándole sol a las noches, árboles a los desiertos, mares a los bosques, estrellas a los días...

Yo te prefiero así, cazando palabras, sentada en nubes, con alma y corazón, rodeada de dioses; así, siendo ángel de noches largas, tan llena de esperanzas… Tú eres la niña de mis tormentos, ausente y distante. Tanto deseo yo, tropezar contigo en una esquina, tocar tu sonrisa linda, ser por un momento si quiera el destino de tu mirada, escuchar tu voz tan cerca y respirar tu aliento que envenena… Enseñarte las letras que yo guardo, que nadie sino eres tú verá jamás, contarte las historias que he soñado, que nadie sino eres tú escuchará jamás. Pero te quiero allá, feliz, por temor a que tu felicidad sea frágil, por miedo a no saber cómo…

Yo, torpe, no puedo detenerme, no puedo ignorar tantas cosas que hoy me estorban… Me mantengo lejos, moviéndome por ti, conservando de ti recuerdos de otros tiempos, murmurando sueños del mañana, para no influir tu aliento puro…

Por protegerte lo enfrento todo. El monstruo más temible lo sujetaría con mis fuerzas desgastadas, intento hacerlo… Deja que sea yo quien gaste mis días, deja que sean mis fuerzas las que se agoten, deja que envejezca entre veredas y apueste mi vida por escenarios que sirvan de espacios para tus bailes. Deja que mis días sean siglos, y que sin temerle a la muerte ofrezca mil ofrendas por una tregua hasta saberte protegida aun después de la muerte. Por protegerte me obligo a amar la ausencia, a hacerla fructífera y compañía… Por protegerte le he cambiado el sentido a la distancia y sueño a diario con un qué será de ti, niña de mis tormentos…

2 comentarios:

Ruth Carlino dijo...

Anda que tú, también enamoras con tus letras, si en el fondo eres todo un romántico.

Besos Gusmi.

GUSMAR SOSA dijo...

Gracias por los besos ninfa!