Con permiso de su autora: Eliana Gilmartin.
Exatraído del blog TEOLOGÌA SIN NOMBRE...
Es un relato que no pude evitar postear aquì.
Son las 4,30 de la mañana en Mar del Plata.La mayoría de la gente común está durmiendo en calientes camas de tibios hogares.
Y allí están ellos, uno y otro, sin nombre, sin hogar, sin historia, durmiendo encimados imaginando que tienen abrigo y que están cómodos. Esquivan como pueden el aire que se cuela, helado, por las chapas torcidas.Uno, el más viejo, curtido ya de tantas madrugadas iguales, despierta de golpe, casi sin transición, de ese sueño poco profundo, igualito al del que duerme de parado. Todavía no ha digerido del todo el alcohol de hace unas horas, el que le hace la ilusión de una frazada y una cama con olor a sábanas limpias.Despierta a su compañero, se acomodan el pelo descuidado con las manos, se tiran encima la campera raída y salen, como cada día desde hace mucho tiempo...No saben qué temperatura hace: ni radio tienen para enterarse.
Pero el filo del aire que enrojece el rostro y corta las manos desnudas asegura que ni siquiera llega al cero.Caminan, casi corren las cuadras que los separan de su destino. Quieren llegar pronto, antes que los demás. Quizás hoy tengan suerte. Tal vez nadie más se haya levantado tan temprano… Saben, en el fondo, que estas son puras fantasías, porque cada mañana, como un ritual esperanzado, las repiten.
Llegan a la banquina de pescadores pasaditas las 5, y como fantasmas, avistan de lejos muchas otras figuras espectrales semejantes a las de ellos. Saltan, caminan, se mueven. Quizás teman convertirse en estatuas de hielo.El tiempo hasta las seis de la mañana transcurre pegajoso y lento. Largo, como para poder pasar revista a todo lo que les falta para hacer el trabajo. Ni botas, ni uniforme, ni cuchillas, ni balde, ni guantes. ¿Quién podría, entonces, querer contratarlos a ellos? A su lado, hay muchos otros, casi iguales: los mejores no tienen que soportar estos trances, todos fueron contratados al comienzo de la temporada, tienen equipo, y sueldo, y familias, y camas limpias y abrigadas.
Dos luces simétricas se acercan y rompen la fría negrura de la noche. Es el patrón. Se paran, se alistan, ponen su mejor cara y despliegan carteles imaginarios que aseguran el por qué será mejor contratarlos a ellos.“Vos, vos, vos.... él... y él” Se trepan rápido a la chata felices y sin mirar a los que se quedan.Se quedaron nuestros dos. Se quedaron.Después de tres horas de frío que duele y de panza que se queja sin desayunar, la misma ceremonia: la camioneta, el patrón, vos, vos y vos, y ellos que se quedan: por demasiado viejos, por demasiado pobres, por demasiado flacos.Llega el mediodía, y ahí están, todavía: flacos, hambrientos y mal dormidos. Y el patrón otra vez no los elige.Y mal dormidos y mal vividos para las tres de la tarde cuando vuelve, y tampoco se los lleva en su chata.Los pocos que quedan se van yendo a sus casas, desesperanzados de toda esperanza.
Y ellos dos, húmedos y morados por el cruel invierno que no perdona, todavía están ahí. ¿A dónde irían? Nadie los espera con café caliente.Ya no hay nada que hacer acá. ¿Quién va a contratarnos por un rato? Nadie nos necesita para nada.
Oigan, ustedes, ¿por qué están todavía aquí?, son casi las cinco de la tarde... ¿Quieren trabajar? Les ofrezco la paga de un día...
4 comentarios:
Hola Gusmar
que triste está ahora tu entrada, de que me ha gustado sí , pero de q está triste lo está.
Me hiciste recordar algunos tiempos, en que pasamos hambre, frio...Creo que a pesar de todo lo " malo " que me ha tocado vivir, lo que mas lamento es que estaban mis hijos conmigo.
Pero sabes? El algun momento lo recordamos, lo platicamos, y todos llegamos al acuerdo de que fueron los dias que mas unidos estuvimos.
Bueno ya me voy
Como siempre un enorme placer leerte.
besos
bye
Hermosas letras,preciosa verdad.
Saludos amigo.
Hola Lulu, si, esta entrada revela ciertas estaciones que son comunes en muchas vidas... Y seguro que de aquellas experiencias que comentas en forma muy general aprendieron mucho.Saludos.
Hola Beatriz, no pude evitar postearlo aquí, al culminar la lectura de este post en Teología sin nombre vinieron muchas imagenes a mi mente. Saludos.
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