sábado, 25 de diciembre de 2010

A MARACAIBO...

Mis ojos se pierden en el horizonte, es tan ancho el horizonte, caminos inciertos se han forjado sobre él, laberintos que confunden mis ojos que buscan el brillo de tus aguas, reflejos de un cielo que fue mi cielo, espejo de un sol amante que me enseñó a amar; de noche la luna se mece en tus aguas y yo extraño tus noches, donde jugaban mis sueños…

Nunca volví a ser niño lejos de ti, nunca más tuve hogar fuera de ti… Sin tu calor forastero soy, peregrino que sin lugar y sin tiempo levanta su rostro y perdida la mirada deja escapar un lamento, y mi lamento es tu nombre, tierra a la que regresaré, porque a ti están atados mis recuerdos…

Regresaré y le daré vida a esta nostalgia que pasea en mi alma… Es que mis manos escriben tu nombre mientras ausente y distante estoy de ti, y en mi alma paseas tú, y voy recordando tus veredas, y voy recordando tus plazas…

¡Cuánto extraño tu aire cálido!

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