Te diré algo: No le temo a las alturas ni a la muerte, ni a la vida, no le temo a la ausencia, tampoco a la soledad y mucho menos al silencio. No es valentía, lo admito, tal vez sea cobardía extrema, o quizá un sin sentido crónico que padezco porque no estás aquí; cobardía o sin sentido no me permite detenerme y aceptar mis temores.
Pero definitivamente no le temo a las alturas. Sucede que no soy criatura de altura, es cuestión de naturaleza. Yo camino, sí, errante, sin caminos, sin nada sobre mi espalda, sin nada en mis bolsillos. Tomado de la mano derecha del pasado para no olvidar lo que soy, de la mano izquierda del futuro para tomar en cuenta lo que puedo ser, y con los pies sobre las arenas del presente para no confundirme entre lo que soy y lo que puedo ser.
Hoy soy criatura sin ti, mañana seré criatura contigo. Sé que llegará el momento, lo sé, y no siento temor al pensarlo, sé que extenderás tu mano y subiré a tu nube, donde posas alegría y días buenos, donde desfilas gloria y hermosura, desde donde sonríes y me bañas con tu luz, desde donde me miras y enciendes el calor de mi alma. Extenderás tu mano, lo sé, y yo negaré lo que soy dándole otro sentido al pasado, modificando el presente cuando tu mano acerque el futuro a mis pasos. Tal vez entonces sienta el miedo natural que no está en mí, ese miedo a morir, tal vez entonces me sorprenda lo inesperado de la vida, y cada amanecer amenace mis rutinas, sí, tal vez sienta el miedo a vivir, a errar en mis decisiones, ese miedo a saber cada decisión trascendental.
Cuando extiendas tu mano, y yo la tome, podría pasar que le tema a la ausencia, podría pasar que aferrado a ti quiera ser un mago para evitar tu partida y quedar con el amargo sabor de haberte tenido. La soledad se haría un gigante, indeseable, entonces el silencio me estorbaría.
No soy criatura de altura, pero te diré algo: quiero estar donde estás, extiende tu mano y despierta mis temores, extiende tus manos que yo duermo los tuyos.
Pero definitivamente no le temo a las alturas. Sucede que no soy criatura de altura, es cuestión de naturaleza. Yo camino, sí, errante, sin caminos, sin nada sobre mi espalda, sin nada en mis bolsillos. Tomado de la mano derecha del pasado para no olvidar lo que soy, de la mano izquierda del futuro para tomar en cuenta lo que puedo ser, y con los pies sobre las arenas del presente para no confundirme entre lo que soy y lo que puedo ser.
Hoy soy criatura sin ti, mañana seré criatura contigo. Sé que llegará el momento, lo sé, y no siento temor al pensarlo, sé que extenderás tu mano y subiré a tu nube, donde posas alegría y días buenos, donde desfilas gloria y hermosura, desde donde sonríes y me bañas con tu luz, desde donde me miras y enciendes el calor de mi alma. Extenderás tu mano, lo sé, y yo negaré lo que soy dándole otro sentido al pasado, modificando el presente cuando tu mano acerque el futuro a mis pasos. Tal vez entonces sienta el miedo natural que no está en mí, ese miedo a morir, tal vez entonces me sorprenda lo inesperado de la vida, y cada amanecer amenace mis rutinas, sí, tal vez sienta el miedo a vivir, a errar en mis decisiones, ese miedo a saber cada decisión trascendental.
Cuando extiendas tu mano, y yo la tome, podría pasar que le tema a la ausencia, podría pasar que aferrado a ti quiera ser un mago para evitar tu partida y quedar con el amargo sabor de haberte tenido. La soledad se haría un gigante, indeseable, entonces el silencio me estorbaría.
No soy criatura de altura, pero te diré algo: quiero estar donde estás, extiende tu mano y despierta mis temores, extiende tus manos que yo duermo los tuyos.
5 comentarios:
tú sube, no te caerás :)
cuanto más cerca estemos de la tierra, mayor será nuestra fuerza para vencer a los dioses
Me gustó está carta, muy bien redactada. Saludos.
Lo sigo diciendo: Lindo lo que escribes.
Saludos.
Simplemente divino...!!!
Buen Dia...!!!
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