miércoles, 9 de marzo de 2011

EN ESTA CIUDAD...

Los rincones de esta ciudad recorrí, para encontrarte… Por sus veredas anduve, estrechas veredas, queriendo tropezar contigo para ofrendarte mis besos… Llevando en mis manos el retrato de un pasado que sobrevivió a los siglos para llegar a ti y frente al él pudieras despertar y reconocer nuestra historia…

En sus plazas me senté, a observar las calles, a esperar tu llegada, y con atención te soñé, vi tu mirada en los crepúsculos, cuando la tarde rendida dejaba su destino a la oscuridad; vi tu sonrisa en los amaneceres, cuando la noche cansada se entregaba en los brazos de la claridad… Soñé tus abrazos, sentado en las plazas, tal vez me viste alguna vez, quizá sin reconocerme…

Caminé por las calles de esta ciudad, por todas sus calles, con tu silueta en mi alma, y corrí por sus parques, como si en ellos danzaran tus caderas y me invitaran a tomar tus bondades… Fui niño en esta ciudad, una vez más, queriéndome engañar, fue mi sed de encontrarte, cerré mis ojos y me perdí entre sus bosques, y el cielo señaló mil caminos, recorrí cada rincón y me sumergí en sus laberintos… Aquí, envejecí sediento, ansioso, iluso… Y mis manos lanzaron señales, y mis letras invocaron al viento, reuní todas las palabras que conocí y con ellas seguí caminando, obstinados mis pies, cansados mis ojos…

Llegué al final, una y otra vez, comencé una y otra vez… Respiré del aroma de las memorias que despiertan mientras duermes y al despertar seguí el rastro de tus olores, y con asombro di la bienvenida al alba, una y otra vez, y despedí a la noche jurando encontrarte para prestarle de tu luz y darle vida a sus danzas… Yo estuve aquí tantas veces que hoy sonrió aun cuando lloro, yo partí tantas veces que en cada regreso reconocí sus cambios… Tal vez este sea el día, y quizá este día duré mil noches, quizá al despertar contaré nuestro encuentro y tú sonriendo quizá me escucharás…

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