martes, 2 de septiembre de 2008

DUELE...

Duele tu ausencia; duele porque golpea mi alma, porque lastima mi corazón. Por los pocos recuerdos que pude construir contigo, por no haber tenido más tiempo. Duele desear un día más.
Duele buscar tu voz en los rincones de mi memoria. Que tus palabras hayan sido pocas, duele no haberlas entendido todas, no haber aprendido tu lenguaje.

Duele no cumplir mis planes contigo, aquellos que nacieron con tu primer llanto; duele y lloro, no puedo evitarlo, mi dolor no se distrae, no quiero distraerlo.

Duelen los juegos que inventaste, que eran nuestros. Duelen los secretos que guardaste y se quedaron contigo, y aquellos que no escuchaste.

Duele buscar tus manos y ver las mías vacías, duele sonreír sin ti cuando sonrío por ti.
Hoy me dueles, y este dolor me embriaga, empaña mis ojos, opaca mi alma.

Duele saber donde estas y no poder llegar a ti, duelen las fronteras inclementes, la lógica irracional, las mentiras ciertas. Duele el futuro inexistente, los abrazos pendientes.
Duele soñar que te sientas en mi cama, a mi lado, y me dice “papi” después de un beso. Duele porque despierto con tu ausencia.

Duele la música los sábados en la mañana, las noches que no hacen pacto con el sueño.

Duele el abrazo pendiente, las velas que no apagas, los caminos sin ti. Duelen mis deseos que no puedo desear, y que deseo tanto poder hacerlo.

Duele pensar que si pasas por aquí conocerás mi cobardía, duele saber que no pasarás.

Duele obligarme a no dejar correr mi llanto algunos días.

Duele escuchar que algún día te veré. ¿Por qué tiene que ser algún día? ¿Por qué no puede ser hoy?

Duelen los cuentos que son tuyos, que se quedan en mis bolsillos. Duele amarrar mis caricias para ti. Duele no poder espantar este dolor.

Duele creer que es mejor no hablar de ti, duele hablar de ti y no querer escuchar preguntas.

Duele buscar consuelo, vestirme de fuerte. Duele cerrar mis ojos para mirarte, duele buscar en mi memoria para encontrarte. Duele caminar para no llorar, duele no poder guardar una lágrima al volver. Duele amar este dolor, porque es tuyo.

Duele que tu ausencia no escuche mis gritos, duele no poder quitarle el espacio que es tuyo.

Duele luchar contra la muerte y ser vencido.

Duele no poder seguir escribiendo.

Duele saber que un ángel vendrá a mi favor o tal vez en contra… Porque ataca mi dolor...

8 comentarios:

Keila dijo...

Me dolió también recordar a alguien que perdí. Pero a veces pienso que el dolor nos hace saber que estamos vivos.

GUSMAR SOSA dijo...

A veces duele saber que estamos vivos... Gracias.

Claudia Gonzalez Cañas dijo...

Si, si, si, te entiendo, solo eso, te entiendo. Lo he vivido.

Ese dolor es tan fuerte que crees no poder superlo, pero el Señor te dará el consuelo, nadie más que él y poquito a poquito solo irás recordando, porque olvidar tal vez no, pero de eso se trata la vida, de éstas personas que entran y salen de tu vida, unas para quedarse y otras para irse, así es, sacar lo mejor.

Saludos,

Claudia

GUSMAR SOSA dijo...

Sacar lo mejor... Lo intento, tal vez un dìa lo logre... Gracias.

Claudia L. dijo...

Conozco ese dolor. Creo, sólo creo, que lo que más me consuela es dejarme sentirlo, rendirme a el, no pelear conmigo misma porque lo siento. Lograste expresarlo, así igualito lo siento. Saludos

Anónimo dijo...

ufff... sin palabras...
Pablo Martínez Vila, Más allá del dolor. Publicaciones Andamio: Barcelona, 2007.

***
Gracias por estar conectado a izando velas =)

GUSMAR SOSA dijo...

Entiendo Claudia, y así es, sentirlo a veces es lo unico bueno que nos queda de ese dolor, es bueno saber que si se puede entender, o que se puede saber entendido, es dificil expresarse en esto.

GUSMAR SOSA dijo...

Gracias Febe, voy a buscarlo, un día de esto... Me gusta leer.