Desdoblar es formar dos o más cosas por separación de los elementos que suelen estar juntos en otra; en Yaracuy, Estado donde nací, escuché una vez a un anciano hablar del “desdoblamiento”.
Había ido con mi madre a visitar al abuelo, él vive en un cerro llamado Quebrada Honda, este cerro está al pie de Aroa. Allá arriba los ancianos están casados con supersticiones que son más bien cultura e identidad propia de la América virgen, de esa cuyo nombre no era América. La identidad y cultura de nuestros orígenes sigue viva en muchos cerros y veredas de estas tierras y con un poco de suerte podemos escucharlas hablando y con esfuerzo y conciencia podemos ser portadores de ellas.
Llegamos al samán, un árbol majestuoso, enorme y de poderosa apariencia, como esos que describen en los cuentos. Allí estuvimos media hora esperando a los jeep que suben al cerro. Dos ancianos conversaban al lado nuestro, y fue entonces cuando uno de ellos dijo: “Ese guaro sí que se desdoblaba, ningún brujo pudo igualar al Diego en estas tierras, salía de sí mismo y su alma montaba sobre la brisa y con ella paseaba por toditas estas montañas”. El otro sin asombro lo interrumpió y dijo: “¡Ah! Mi padre me contó una vez que su abuelo lo conoció, y que él podía ver espíritus y almas; y en una de esas en que el Diego se desdobló, el alma suya se quedó mirando su propio cuerpo con cara de lamento y al dar la espalda nunca más volvió”.
El jeep llegó y subimos al cerro. Yo no olvidé esa conversación, asombro y miedo la sellaron en mi memoria. En el trayecto imaginé que el alma de ese tal Diego podría estar paseando por allí, gimiendo en las noches, atormentada. Me pregunté por qué no volvió a su cuerpo, qué vería allí que le dio tanta pena y pintó en su rostro el lamento. Con el tiempo comprendí que para los yaracuyanos, para esos ancianos custodios de la identidad de su tierra, el alma de Diego paseando por las montañas no es un cuento que los amenaza. En otra de las visitas no me aguanté y le pregunté a mi abuelo y él riendo exclamó: “¡Ah! ¡Viejos sin oficios esos! Es una leyenda vieja de antes, no es que su alma esté penando. El Diego se soltó de su cuerpo porque ya no aguantaba su vida. Decían los de antes que era vanidoso por su habilidad, porque podía desdoblarse pues. Y una tarde al salir de su cuerpo se dio cuenta que no valía medio, así que se entregó a las montañas”.
Al parecer, el Diego, al separarse de sí mismo era una cosa completamente distinta a lo que era dentro de su cuerpo. A lo mejor ese es solo un cuento, pero es uno que transmite una gran sabiduría. A veces hay que mirarse desde afuera, renunciar a uno mismo y entregarse a los montes. Y fue lo que sucedió cuando, aún en la cama, logré desencadenarme del aturdimiento de mi despertar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario