El cielo mismo envidia el color de tu piel, y me envidia a mi cuando te toco… De nada me serviría a mí expandirme por encima de todos los mundos y ser los límites del universo si no pudiera tenerte cerca, de nada me serviría ser el destino de las miradas y la ilusión de los ilusos si tus ojos no se fijaran en mí en los instantes en que cerca estás…
La luna envidia la ilusión que provocas en mi alma, pues todos los siglos que forjaron mi vida se rinden ante tu mirada, y con reverencia te observo acercarte, con reverencia me acerco hasta abrazarte, y siento que abrazo al cielo y que la luna brilla en ti… La luna me envidia cuando te abrazo, ella respira de nuestra historia, y en su memoria va escondiendo nuestros pasos, y desde el cielo canta nuestros versos mientras las estrellas se duermen junto con el amanecer y tú y yo disfrutamos de la vida que fue hecha para los dos…
Y el tiempo que avanza no lo percibe, pero avanza para nosotros, y va armando nuestros días, días benditos porque son nuestros, pues mis días sin ti son como infiernos, y junto a ti me redimo del dolor con el que el tiempo intenta castigarme, castigo que niego, culpa que no es mía, pues yo solo sigo la agonía de mi sed, y busco con desespero las bondades de tu amor... La vida misma envidia la suerte de tu alma, tú eres suerte que construye mi paraíso, donde me esperas, donde los dos observamos el cielo que nos observa, y la luna que colgada va descubriendo el camino para llegar al mar… Yo nada le envidio al cielo, nada añoro de la luna, yo tengo tu piel que es mi destino, tengo tus besos que son mi camino…
El cielo mismo envidia el color de tu piel, ni el amanecer ni la noche puede vestirlo de tus bondades… Yo no quiero cielo, quiero tener siempre cerca tu piel, donde se esconden caminos y suertes y que despierta mis ilusiones…
La luna envidia la ilusión que provocas en mi alma, pues todos los siglos que forjaron mi vida se rinden ante tu mirada, y con reverencia te observo acercarte, con reverencia me acerco hasta abrazarte, y siento que abrazo al cielo y que la luna brilla en ti… La luna me envidia cuando te abrazo, ella respira de nuestra historia, y en su memoria va escondiendo nuestros pasos, y desde el cielo canta nuestros versos mientras las estrellas se duermen junto con el amanecer y tú y yo disfrutamos de la vida que fue hecha para los dos…
Y el tiempo que avanza no lo percibe, pero avanza para nosotros, y va armando nuestros días, días benditos porque son nuestros, pues mis días sin ti son como infiernos, y junto a ti me redimo del dolor con el que el tiempo intenta castigarme, castigo que niego, culpa que no es mía, pues yo solo sigo la agonía de mi sed, y busco con desespero las bondades de tu amor... La vida misma envidia la suerte de tu alma, tú eres suerte que construye mi paraíso, donde me esperas, donde los dos observamos el cielo que nos observa, y la luna que colgada va descubriendo el camino para llegar al mar… Yo nada le envidio al cielo, nada añoro de la luna, yo tengo tu piel que es mi destino, tengo tus besos que son mi camino…
El cielo mismo envidia el color de tu piel, ni el amanecer ni la noche puede vestirlo de tus bondades… Yo no quiero cielo, quiero tener siempre cerca tu piel, donde se esconden caminos y suertes y que despierta mis ilusiones…
2 comentarios:
pues paso dejando un saludo,
siempre te leo, pocas veces comento, pero tu blog me gusta...
Gracias, disculpa el retraso al responder.
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