Primero quiero agradecerte por romper el silencio y permitirme saber que estas aquí, que paseas por las veredas de esto que he llamado mi vida y que algunas veces lo es y otras es solo un intento o más bien un salto en el abismo que se hace cada vez más profundo y por lo tanto el intento más fuerte. Sí, esa ha sido mi dinámica y de allí nace lo que has visto y señalas.
Pero no me molesta el abismo, y me encontrarás masoquista pero debo decirlo: sin abismo este espacio de vida no existiría. Así que con cada salta me sumerjo más y mientras lo hago aprendo a vivir y mientras aprendo escribo. Sospecho, tal vez con un poco de susto y otro poco de asombro que así será siempre, un movimiento circular: me sumerjo y vivo, vivo y escribo. Lo sé, es decepcionante, pero no hay fórmulas ni habilidades. Sin embargo, es para mí un alivio. Es que nunca fui bueno con las fórmulas y si se tratará de habilidades, créeme, la cambiaría por otra, por una que no logro desarrollar y que necesito a morir. Entonces dejaría de escribir y no existiría esta vida, este abismo, dejaría de ser yo, y sería otro en mí, por lo tanto no habrías visto y señalado.
¿Notas la fragilidad? ¡Pendemos de un hilo! Y esta vez me encontrarás fatalista pero pienso en eso del aleteo de una mariposa.
Quiero seguir siendo yo, antes he sido otro y he forjado las trampas de las que aun en esta distancia del camino intento salir. He visto las consecuencias de ser otro en mí, consecuencias que han venido a ser perjudiciales en mí y en otros. Somos agentes del caos, pero podemos decidir hacia dónde proyectarlo, lo sé ahora mientras me hago consciente de quien soy y mientras me hago consciente con desprecio de quien fui en mí. Y ahora lo sé un poco más que he visto tus ojos.
Por eso te escribo. Una vez leí que los ojos son las ventanas del alma. No recuerdo dónde, suelo olvidar con frecuencia lo que no quiero olvidar, ignoro la razón y me molesta pues lo que no quiero recordar me asalta sin poder evitarlo y se niega al olvido. Si ves mis ojos con extrema atención verás un huracán que arrasa con toda tranquilidad y me mantiene en constante movimiento; pero he aprendido a ocultarlo y no por mí, sino por quienes me observan, para no perturbarles el orden.
Tus ojos, en cambio, transmiten esa paz que infunde la ilusión y pienso que tal vez eso hay en tu alma. Y quería decirte: eso sí es una habilidad. Es decir, ver la vida a través del “todo estará mejor”, saber esperar lo porvenir y no con resignación sino con expectativas: vivir en el presente con un pie en el futuro.
Contrario a lo que habrás escuchado la ilusión es determinación, es una fortaleza del carácter y si te propones a proyectarla originarás el caos en otros, el mismo que has originado en mí y que seguro otros esperan…
Y una vez más: gracias por dejarme saber que estas aquí y permitirme descubrir la ilusión que hay en tu alma.
Pero no me molesta el abismo, y me encontrarás masoquista pero debo decirlo: sin abismo este espacio de vida no existiría. Así que con cada salta me sumerjo más y mientras lo hago aprendo a vivir y mientras aprendo escribo. Sospecho, tal vez con un poco de susto y otro poco de asombro que así será siempre, un movimiento circular: me sumerjo y vivo, vivo y escribo. Lo sé, es decepcionante, pero no hay fórmulas ni habilidades. Sin embargo, es para mí un alivio. Es que nunca fui bueno con las fórmulas y si se tratará de habilidades, créeme, la cambiaría por otra, por una que no logro desarrollar y que necesito a morir. Entonces dejaría de escribir y no existiría esta vida, este abismo, dejaría de ser yo, y sería otro en mí, por lo tanto no habrías visto y señalado.
¿Notas la fragilidad? ¡Pendemos de un hilo! Y esta vez me encontrarás fatalista pero pienso en eso del aleteo de una mariposa.
Quiero seguir siendo yo, antes he sido otro y he forjado las trampas de las que aun en esta distancia del camino intento salir. He visto las consecuencias de ser otro en mí, consecuencias que han venido a ser perjudiciales en mí y en otros. Somos agentes del caos, pero podemos decidir hacia dónde proyectarlo, lo sé ahora mientras me hago consciente de quien soy y mientras me hago consciente con desprecio de quien fui en mí. Y ahora lo sé un poco más que he visto tus ojos.
Por eso te escribo. Una vez leí que los ojos son las ventanas del alma. No recuerdo dónde, suelo olvidar con frecuencia lo que no quiero olvidar, ignoro la razón y me molesta pues lo que no quiero recordar me asalta sin poder evitarlo y se niega al olvido. Si ves mis ojos con extrema atención verás un huracán que arrasa con toda tranquilidad y me mantiene en constante movimiento; pero he aprendido a ocultarlo y no por mí, sino por quienes me observan, para no perturbarles el orden.
Tus ojos, en cambio, transmiten esa paz que infunde la ilusión y pienso que tal vez eso hay en tu alma. Y quería decirte: eso sí es una habilidad. Es decir, ver la vida a través del “todo estará mejor”, saber esperar lo porvenir y no con resignación sino con expectativas: vivir en el presente con un pie en el futuro.
Contrario a lo que habrás escuchado la ilusión es determinación, es una fortaleza del carácter y si te propones a proyectarla originarás el caos en otros, el mismo que has originado en mí y que seguro otros esperan…
Y una vez más: gracias por dejarme saber que estas aquí y permitirme descubrir la ilusión que hay en tu alma.
11 comentarios:
pendemos de un hilo, todo el tiempo...
un abrazo chamo.
Que gran persona, siempre dedicando gusmar y repartiendo cariño, un beso,
Laura
Hola Beatriz, así mismo es, el hilo del destino, fragil aunque ironico!
Conocerte... cuando abres la caja de Pandora, nunca más la podrás cerrar... y de allí saldrá todo: lo bueno, y lo malo... es lo 'peligroso'... o lo interesante...
Así es, es lo peligros y lo interesante!.Un abrazo Febe, seguro mañana hablamos!
Es necesario el abismo para aprender a guardar las distancias y saber valorar, si verdaderamente esto que siento, vale la pena saltar y/o volar ese abismo para descubrir la ilusión que encierra el alma. ¡Precioso Gusmar!
Te sigo leyendo.
Me encanta tu forma de escribir,precioso texto.
A veces uno escribe y escribe para seguir escribiendo,es una válvula de escape increíble y en mi opinión hay cosas que se dicen mejor,se saben transmitir mejor por escrito,tanto para el que las dice como para quien las lee,otras,por supuesto,no,la inmediatez de un gesto,una mirada espontánea en muchas cosas es insustituible.
Un fuerte abrazo
Muy sabio Isa!!!! Muy tuyo!Un abrazo.
Cierto Ondina, veo que sabes leer muy bien, y vivir también.Un abrazo.
DEJÉ ALGO PAR TI EN MI REINO!!!
BESOS!!!
Gracias paso por allà"!
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