Aquí la historia que ella me contó, una mañana después de haber vencido un fantasma:
Era un día normal. Sus años de fugitivo habían pasado. La vida le ha dado lecciones inolvidables.
¿Errores acumulado? Si.
¿Trampas hechas? Si.
¿Engaños cometidos? Si.
Cuando se es joven las ambiciones pueden viciar tu espíritu. La inexperencia te lleva a desiciones no apropiadas, apropiadas para un presente pasajero, inapropiadas para un futuro duradero.
¿Fue un delincuente? No.
Solo ambicioso.
Solo inexperto.
Un poco de orientación le habría venido bien.
Sufrió las consecuencias de cada uno de sus errores.
Pero ya es anciano y sus ambiciones se han reducido a cosas que en su juventud parecían tan simples, pero que ahora son la fuente de su vígor. Solo desea terminar sus días tranquilo y lleno de paz. No moverse mucho, solo lo necesario. No estresarse tanto. Disfrutar del milagro de ver crecer a sus hijos, sentar a sus nietos en sus rodillas y contarle la historia de su vida, historia que seria herencia, herencia que enriquecería el alma de sus nietos. Espera, estas no son ambiciones reducidas, son ambicones verdaderas, realmente importantes. Es que cuando los años desfilan nos enseñan a apreciar lo que realmente importa. Y él ha experimentado el dolor de no sentir un abrazo materno y la ausencia del calor paterno. Sintió el vació que deja la enemistad entre hermanos. Ha sentido la impotencia de no poder hacer nada cuando la muerte te arrebata a un ser querido, a la mujer que has amado en años. Ha vivido la carga de la rebeldía de los hijos. Este hombre ha vivido.
Ahora parece que ha llegado el reposo. Así lo creyó hasta este día normal y tranquilo. Hoy un huesped no deseado ha llegado. Él viene acompañando a sus hijos, aunque ellos no lo han notado, ellos estan por generar su presencia en la casa de su padre. Este padre, leno de días, observa a sus hijos acercarse agitados, afligidos. Y entonces ellos sueltan la noticia: "tu hijo, el menor, el soñador, ha muerto".
No fue una muerte normal, fue una verdadera tragedia. Fieras del campo le despedazaron. Este anciano tomó de mano de sus hijos las vestidura que quedaron de su amado hijo. Estaban rasgadas. Un silencio silvó en su alma, sus labios se sellaron por segundos. Su mente estaba en blanco. Observaba la ropa, y los rostros de sus hijos. Ya no podía contener el llanto. "Mi hijo a muerto", repetía una y otra vez, "Mi hijo ha muerto".
Es en ese momento en que aquel huesped no deseado, aquel fantasma se deja ver. Inyecta su veneno en el alma del padre. El efecto se hizo notorio al momento:
"Mi hijo... mi hijo ha muerto, moriré enlutado..." Fue su propia sentencia. Desde entonces vivió años infructíferos, pasivos completamente. Envejeció. Los días pasaban sin alguna razón, estaba vivo...abrazado a la muerte. En ocasiones deseaba recuperar su carácter, pero tanto más pensaba en ello más dolía vivir. Perdió su visión, su vista también. Un día su fuerza se ausentó. Sus palabras se acortaron. Pronto fue encorvándose, la carga del pasado cayó en sus hombros. Cada noche la culpa le visitó. Se convenció de que aquel fantasma era el verdugo de Dios, enviado a cobrar las factura de sus errores, los intereses de sus deudas.
Su sueño más grande... morir.
Su emoción más fuerte... la tristeza.
Su miedo... ya nada podía asustarle.
¿A qué podía temerle? ¿Qué es lo peor que podría pasarle ahoa?
Y no creas que esto es valentía. Es la más grande de las cobardías.
En 22 años la tierra fue visitada por grandes tragedias, el hambre azotó los pueblos, la escasez afligió a las familias, pero lo peor ya había sucedido la tarde en que sostuvo las vestidura rasgadas de su hijo. Y hoy nuevamente, 22 años después, sus hijos llegan turbados. Este anciano y débil hombre puede observarlos y revivir la escena más lamentable de su vida. Pero esta vez ellos dicen lo contrario: "Padre, padre, lo hemos visto, tu hijo, José, tu hijo, él vive y es principe en otra nación".
Cuando la culpa nos viita, cuando es huesped en nuestro hogar, la esperanza es nuestra mayor enemiga. Es mejor no creer, no necesitamos que las cosas mejores, solo que no empeoren. Sin embargo, la rebelión nació en su alma con aquella noticia... ¿Creer o no creer?.
Tras una intesa batalla en el alma, los labios de aquel anciano pronunciaron las plabra más temidas por un fantasma:
"¡Basta ya!", y luego el argumento que derribó al que oprimía su alma... "Mi hijo José vive". Y ppor último declaró la acción que materializaría su libertad... "Iré y le veré".
No fueron palabras faciles de pronunciar. Tenía que creer en lo que pronunciaría. Y para ello debía derribar el argumento que vició su actitud durante 22 años. Para ello si se necesitaba valentía, y la demostró, tarde pero la demostró.
Lo que sigue es el cuadro más hermoso que un pintor podría pintar. La mejor de las esculturas que pudiera ser esculpida. La más grande e impactante historia para una canción, el relato más conmovedor que pudiera escribirse. Lo que sige es un padre anciano y cansado, aleccionado por la vida, pero venedor, un padre abrazando a un hijo que creyó muerto, por el cual vivió enlutado 22 años, un hijo que ahora esta colgado a su cuello. Aquel abrazo ausente, extrañado, pero que siempre esperó por él.
A lo lejos, detrás de majestosas montañas, un fantasma derrotado observa lo que creyó evitar. Un fantasma vencidio, frustrado, atemaorizado. Un fantasma que sabe que ya no podrá visitar a Jacob. Un fantasma que una vez más, se da cuenta de su vulnerabilidad. Que a través de los años mejorará sus tácticas, pero nunca será invencible. El mismo que anoche vencí. Esta mañana puedo observarlo a través de mi ventana, del otro lado de la calle. Sé que intentará volver, pero ya lo conozco. Conozco su veneno. No apagará mi sonrisa más, no me envejecerá. Si él te visita un día no permitas que inyecte su veneno en tu alma. No es invencible
9 comentarios:
Saludos Gusmar,
te agradezco por visitarme y el conocer tu blog ha dejado en mi corazón la sensación de luchar contra estos fantasmas en todo tiempo,
el consejo de guardar sobretodas las cosas el corazón, es pertinente cuando entendemos que el veneno del maligno carcome las fibras más intimas...
un abrazo desde Perú
Jorge
Gracias Jorge por pasar, y así mismo es, por eso es que nuestro corazón debe ser guardado de esos fanasma que nos visitan intentando deformar nuestra personalidad y hasta intenciones. Bendiciones.
Hola Gusmar!
Gracias por la visita y por añadirme a tus links. Que buen post! tengo que leer el anterior! Saludos
hola jenny, gracias por aceptar la invitación y visitarme, es un placer tenerte por acá, espero y vuelvas.
¡Qué lindo escribes Gusmar!, que el Señor te continúe proveyendo de esta inspiración.
Saludos jarochos.
Tremendas letras Gusmar,que imagenes y sensaciones mas claras.A veces parace que el fantasma es invencible,sin embargo la mañana que lo podemos contemplar desde la ventana,nos damos cuenta que aunque vuelva,siempre lo podremos vencer.
Un gran saludo!
Hola Isa, gracias, y espero que así sea, pues el día que quite de mi su inspiración no sé que voy a hacer,jajajaj.
Brisa gracias por visitarme, y felicidades por el cumple, y es que el fantasma nos hace pensar eso, sin embargo, la historia nos demuestra que no es nada, que solo se alimenta de nuestro miedo.
¡Bellísimo!.
Reflejas mucho en lo que escribes la manera como lees (y no sólo la Biblia).
Saludos
Hola carol, ya veo que has estado navegando dentro dek blogs. Es un plecer tenerte por acá
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