Tac! tac! tac!
Sentí que trozos de madera quedarían en mis nudillos. La puerta sonaba hueca y degastada.
Tac! tac! ...
Un anciano de cabello blanco y barba larga abrió lentamente. Lucia un poco encorvado, mostraba cansancio al caminar.
- Adelante hijo... Toma asiento.
A pesar de su aspecto, su voz era fuerte y nada temblorosa, su mirada penetrante. Un brillo podía verse en sus pupilas. Un brillo extraño, no pude mirarlo fijamente a sus ojos pues sentía que sus pupilas causaban un efecto en mi alma, tal vez no estaba preparado para ello.
- Parece Usted más anciano de lo que imaginé
- Aun así no luzco tanto como lo soy. En cambio, tu eres más joven de lo que esperaba.
- ¿A qué se refiere, anciano?
- ¡Oh sí! Eres muy joven para la inquietud que traes.
- Al parecer los años lo han hecho sabio, ¿acaso notó en mi mirada la inquietud de mi alma?
- Je,je,je... No jovencito, todos los que me visitan por primera vez, todos vienen con la misma carga....
Se levantó con un notable esfuerzo y me dio la espalda, al mismo tiempo que su temblorosa mano se levantaba para señalar al frente...
- Creo que ya has perdido mucho tiempo, acompañame. Salgamos por aquella puerta.
Yo le seguí. Me pidió que abriera la puerta y lo hice. Apenas la empuje hacia afuera una luz golpeó mis ojos, ensegueciendome por unos segundos. Al recuperar mi vista, o parte de ella, lo primero que noté fue que la sombra que venía delante de mí en el camino había desaparecido. El anciano comprendió mi asombro...
- Si caminas de espalda al sol la sombra siempre estará frente a tí.
Movió su cabeza invitandome a mirar hacia atrás. Yo miré y allí estaba. Donde debía estar.
Con el golpe de aquella luz, cuyo resplandor aun era fuerte para mí, sentí que muchos miedos huían. Y aquella sensación que me esclavizaba también...
- Frustración...
- ¿Perdón anciano?
- Su nombre es frustración.
Sentí que podía leer mis pensamientos. Entonces me dí cuenta que ya llevaba rato mirandole a los ojos. El brillor en sus pupilas... era esperanza.
- ¿Cómo te llamas?- Le pregunté y en ese momento un ruido extraño me sacó de aquel lugar. Era mi despertador anunciando que ya era hora de enfrentar un nuevo día.
"Fue solo un sueño"- Pensé. Y entonces escuhé una fuerte y nada temblorosa voz que me dijo:
- Futuro... Ese es mi nombre.
Corrí hacía la puerta que me llevaba afuera de mi casa. Vi un sol resplandeciente cuyos rayos no afectaban mi mirada. Y allí frente al sol una oración nació en mi corazón.
- Buen Dios, desde hoy caminaré siempre de frente a tí, pues tu luz disipas la sombra de mi pasado.
Desde entonces, miro hacia atrás solo para ver la sombra detrás de mí, y recordar que ningún fracaso me ha detenido, que mis errores han sido productos de mi inexperiencia y que tomando en cuenta mi malas desiciones pasadas puedo evitar errores futuros. Miro la sombra para encontrar lecciones en mi pasado. Pero ella permanece allí, detrás de mí.
Desde entonces comprendo que, confiando en Dios, puedo caminar con esperanza hacia un mejor porvenir.
10 comentarios:
Esta muy inspirado el escrito, si es algo que te sucedio que alegria Dios viene hablando y mostrando aún mas cosas saludos
Gracias Fiorellita. Y así es, hace algún tiempo reconocí la sombra de mi pasado y la puse en su lugar. Saludos.
Gracias Gusmar. Leerte hace mucho bien. Muy buen escrito. Saludos.
Pues me alegro que pueda colaborar con tu bien. Exitos
Hola Gusmar. Gracias por tus visitas, comentarios y sobre todo, por compartir tus escritos. Ya nos estamos leyendo.
Saludos desde México.
Hola Carolina, es un placer visitar tu blogs-
¡Qué precioso!, me encantó. Verdaderamente que da gusto visitarte estimado Gusmar.
Bendiciones del Altísimo para ti hermano.
Hola ISa, Gracias, a mi también me gusta visitar tu blogs, en mi proximo post, haré una pequeña mención al respecto. Saludos.
Ah! ¡Cómo me gusta pensar en la esperanza! ¡Gracias por tus letras!
Hola Keila, que gusto tenerte por aquí. A mi tambièn me gusta la esperanza, sin ella hace tiempo me hubiece rendido.
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