A continuación les presento un post escrito para participar en el concurso presentado por El Mosquitero:
En Cabimas todas las tardes son soleadas. ¡Ocurren tantas cosas sobre esta tierra!
Salgo a caminar todas las tardes y créanme podría contarles miles de historias. Me siento en un banco frente a una universidad y veo jóvenes llenos de esperanzas y sueños, buscando un mejor porvenir, caminando hacia el futuro, dispuestos a pagar el precio necesario para mejorar sus condiciones. Camino entre las veredas de alguna urbanización y puedo observar a algunos ancianos sentados en el frente de sus casas, intentando vaciar sus nostalgias, llenos de historias que contarían mil veces. Entro a algún restauran y veo mujeres esperando, mujeres que inspirarían al más torpe poeta. Me detengo en alguna plaza y miro a los niños jugando, dueños del mundo, cuyas miradas pueden hacerte sentir pequeño; ellos podrían enseñarte a vivir, he intentado entender sus lecciones más de una vez, solo para descubrir que ya no soy un niño.
Las tardes de esta ciudad son millonarias en historias. Solo necesitas tener los ojos bien abiertos y encontrarás una. Yo he retratado al joven, al anciano, a la mujer y al niño, he pintado las calles, sus logros, desaciertos, fortunas y tristezas.
Hoy, como todas las tardes, salí a caminar, no sé si son cosas mías pero el sol se muestra más inclemente que nunca y no veo alguna nube que se atreva a cubrirlo por un segundo. Me senté aquí, frente a ese lago, después de haber mirado tímidamente sus aguas. No pude sostener la mirada sobre él ni diez segundos y no fue el reflejo del sol que me ha segado, es solo que mi rostro, visto en las aguas, ha golpeado mi alma. Vi mis ojos cansados de buscar lo que un día encontré, y tal vez me siento anciano pues quiero vaciar mis nostalgias.
Me gustaría escribir sobre mí y no sé cómo empezar. Quizá, no soy lo suficientemente anciano como para saber hacerlo, y no camino hacia ningún porvenir porque no soy joven y tampoco pertenezco a esta ciudad de tardes soleadas. Creo que hace algún tiempo olvidé de dónde soy, y no sé cómo vivir; definitivamente, ya no soy un niño. Quisiera serlo, sí un niño, para correr. Si lo fuera, me levantaría ahora mismo de aquí y correría sin detenerme, cruzaría cada vereda sin distraerme con la cara de los ancianos, arrancaría una rosa de cualquier jardín y seguiría corriendo. Me detendría frente a ella, frente a la niña más linda que vi alguna vez, cuyos ojos son mágicos, extendería mi mano y le entregaría la rosa y permitiría, una vez más y esta vez para siempre, que sus ojos embriagaran mi alma.
Allí comenzó mi historia, en sus ojos. No sé cómo ni de dónde, pero estuvo frente a mí. Su magia me hizo creer que yo podría vencer las trampas de mi mente, que solo debía desearlo, y con su hechizo se haría realidad. Fui un niño por un momento, aposté por un porvenir, tuve el valor de ser tonto, por un instante creí haber nacido aquí, en Cabimas.
Pero el tiempo pasó, demostrándome lo que siempre supe, que no fui hecho para estas cosas. Que a veces es mejor sentarse a escribir bajo el sol de la tarde, en algún banco frente a un lago y no atreverse a soñar que se puede ser niño de nuevo y que podrías correr hasta donde una niña de ojos mágicos podría hechizar tu alma con su mirada. Aunque aquí, sentado, recibiendo los últimos rayos del sol por esta tarde, deseo en lo más profundo de mí seguir buscando lo que un día encontré. Ya se aproxima la noche, es hora de volver, pues las noches en Cabimas son muy oscuras y frías.
En Cabimas todas las tardes son soleadas. ¡Ocurren tantas cosas sobre esta tierra!
Salgo a caminar todas las tardes y créanme podría contarles miles de historias. Me siento en un banco frente a una universidad y veo jóvenes llenos de esperanzas y sueños, buscando un mejor porvenir, caminando hacia el futuro, dispuestos a pagar el precio necesario para mejorar sus condiciones. Camino entre las veredas de alguna urbanización y puedo observar a algunos ancianos sentados en el frente de sus casas, intentando vaciar sus nostalgias, llenos de historias que contarían mil veces. Entro a algún restauran y veo mujeres esperando, mujeres que inspirarían al más torpe poeta. Me detengo en alguna plaza y miro a los niños jugando, dueños del mundo, cuyas miradas pueden hacerte sentir pequeño; ellos podrían enseñarte a vivir, he intentado entender sus lecciones más de una vez, solo para descubrir que ya no soy un niño.
Las tardes de esta ciudad son millonarias en historias. Solo necesitas tener los ojos bien abiertos y encontrarás una. Yo he retratado al joven, al anciano, a la mujer y al niño, he pintado las calles, sus logros, desaciertos, fortunas y tristezas.
Hoy, como todas las tardes, salí a caminar, no sé si son cosas mías pero el sol se muestra más inclemente que nunca y no veo alguna nube que se atreva a cubrirlo por un segundo. Me senté aquí, frente a ese lago, después de haber mirado tímidamente sus aguas. No pude sostener la mirada sobre él ni diez segundos y no fue el reflejo del sol que me ha segado, es solo que mi rostro, visto en las aguas, ha golpeado mi alma. Vi mis ojos cansados de buscar lo que un día encontré, y tal vez me siento anciano pues quiero vaciar mis nostalgias.
Me gustaría escribir sobre mí y no sé cómo empezar. Quizá, no soy lo suficientemente anciano como para saber hacerlo, y no camino hacia ningún porvenir porque no soy joven y tampoco pertenezco a esta ciudad de tardes soleadas. Creo que hace algún tiempo olvidé de dónde soy, y no sé cómo vivir; definitivamente, ya no soy un niño. Quisiera serlo, sí un niño, para correr. Si lo fuera, me levantaría ahora mismo de aquí y correría sin detenerme, cruzaría cada vereda sin distraerme con la cara de los ancianos, arrancaría una rosa de cualquier jardín y seguiría corriendo. Me detendría frente a ella, frente a la niña más linda que vi alguna vez, cuyos ojos son mágicos, extendería mi mano y le entregaría la rosa y permitiría, una vez más y esta vez para siempre, que sus ojos embriagaran mi alma.
Allí comenzó mi historia, en sus ojos. No sé cómo ni de dónde, pero estuvo frente a mí. Su magia me hizo creer que yo podría vencer las trampas de mi mente, que solo debía desearlo, y con su hechizo se haría realidad. Fui un niño por un momento, aposté por un porvenir, tuve el valor de ser tonto, por un instante creí haber nacido aquí, en Cabimas.
Pero el tiempo pasó, demostrándome lo que siempre supe, que no fui hecho para estas cosas. Que a veces es mejor sentarse a escribir bajo el sol de la tarde, en algún banco frente a un lago y no atreverse a soñar que se puede ser niño de nuevo y que podrías correr hasta donde una niña de ojos mágicos podría hechizar tu alma con su mirada. Aunque aquí, sentado, recibiendo los últimos rayos del sol por esta tarde, deseo en lo más profundo de mí seguir buscando lo que un día encontré. Ya se aproxima la noche, es hora de volver, pues las noches en Cabimas son muy oscuras y frías.
11 comentarios:
Muy buen relato Gusmar. A veces los recuerdos de los sueños de la niñez, empequñecen los de la edad adulta. Y en otras ocasiones esos mismos sueños, ensombrecen los de ahora y se elevan hasta lo que siempre fueron, imposibles.
Un saludo y ya estás apuntado. Suerte.
que ese frío se convierta en el calor de alguien amado que te abrace
mi saludo
Gusmar, Hoy pasando a tu casa... Es un acto muy hermoso, por lo demás. Hace mucho tiempo que quería expresarte mi respeto, mi admiración y mis grandes cariños, para tí. Dios te bendiga por sentir es necesario escribir si no sería como un dia sin dormir.
Nunca imagine que el amor hacia ti, fuera tan grande y tan hermoso. Me he emocionado al leerlo pq en él expresas lo que se siente, en forma de palabras. Una felicitación... Gracias por tu inmenso amor que llena nuestra alma y nuestro corazon
PP.DD
Déjame decirte que mi amigo cambió mi link. Así lo tengo espero asi que sigan visitandome y que sin la ayuda de Dios nada podría hacer y que no te sea inconveniente, esta semana lo presento. Como siempre mi amigo en CRISTO. GRACIAS y DIOS BENDIGA NUESTRA AMISTAD.... FELIZ DIA DE LA AMISTAD Y EL AMOR VENIDERA... PAZ Y AMISTAD.... BAY
Hey Gusmar, sigamos sentados, charlando, en estas noches frías también hay muchas historias que contar...
Excelente escrito hermano. Un abrazo
Excelente relato, envuelto entre recuerdos y nostalgias. Ha sido un placer leerte.
Voy a seguir leyendo el resto de relatos que me quedan de los compañeros participantes de el concurso del Mosquitero.
Feliz día
Gran relato, te deso mucha suerte en el concurso.
Saludos Cordiales.
Hola Gusmar, ha sido un placer y una linda sorpresa poder leerte, te deseo mucha suerte en el concurso, desde el extremo opuesto de nuestra linda Venezuela.
Un abrazo
Hola Gusmar!!
Llegué aqui por el concurso y me ha gustado tu manera de escribir y de transmitir tus sentimientos. Aun me quedan muchos relatos por leer ;-)
Te deseo mucha suerte!!
Besitos astrales
Que relato mas triste, y a la vez hermoso..
Suerte en el concurso. Escribes muy lindo :)
Ese comienzo con un toque Walt Withman de observador de una humanidad vitalista se diluye luego en nostalgias y sueños. Un trabajo de pinceladas e impresiones, intimista. Me ha gustado mucho.
Suerte en el concurso.
Gran relato. Evocador como pocos. Y con una gran prosa que se demuestra con la construcción perfecta de cada frase. Magnífico...
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