Ayer disfrute nuevamente de una de las trilogías cinematográficas más interesantes según mi criterio: EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. Y al caer la noche pensaba en el nada especial, débil e inexperto Hobbit llamado Frodo, hijo de Drogo Bolsón y Prímula Brandigamo.
Frodo es encontrado por el anillo, lo cual a mi parecer es una excelente y muy acertada definición de la realidad del mal que hay en nosotros, nos ha encontrado y ha hecho habitación en nuestro ser, pues Dios creó a nuestro antepasado Adán inocente y sin maldad, y así mismo nacemos. Este personaje singular tiene como misión destruir el anillo. Su misión lo destina a librar grandes batallas, la más importante y decisiva es en contra de su propia naturaleza, la cual seducida por la influencia del anillo despierta en él actitudes egoístas. Un pequeño descuido y su alma será esclavizada por el anillo, echando por tierra el destino de todo ser vivo y el suyo propio.
Lo más curioso es que durante su travesía se ve obligado a cargar el anillo colgado de una cadena que lo sitúa en el pecho, paralelo a su corazón. Más de una vez su espíritu es debilitado y manifiesta las más negativas características de su condición. En su viaje le acompaña Sam, su incondicional amigo, más bien su jardinero diría Sam.
Y mientras pensaba en la trama pensaba en mí. No por poseer un destino mítico, o llevar sobre mis hombros el futuro de la humanidad, ya uno hizo eso por todos. Pensaba en la maldad que cuelga en mi pecho, junto a mi corazón, en las veces que he caído ante su seducción manifestando las más horrendas características de mi condición humana. Entonces me pregunté ¿qué es lo que me ha mantenido fuera de la influencia total del anillo?
Me sorprendió mi propia respuesta, pues ante la pregunta desfilaron por mi mente los rostros de todas las personas que han estado conmigo en los momentos más dificiles de mi vida, aquellos que han abofeteado mis malas actitudes haciendome recobrtar la cordura. Y como diría Marcos Vidal no son muchos, pero Dios los puso aquí.
Ellos son mis heroes, gracias a ellos me mantengo con vida. Y no tengo necesidad de decir sus nombres, pues a diario se pasean por acá, y saben que estan en mi corazón.
Un día esta maldad junto a mi corazón será disipada totalmente, será fundida en el fuego de la más pura presencia, ese día miraré los ojos de mi Hacedor, y sonreiré, luego daré media vuelta para observar a cada uno de esos ángeles llamados amigos que me han acompañado, tal vez algunos de ellos ya habrán sonreído ante nuestro Hacedor, les sonreiré a ellos, y de nuevo frente a Él me acercaré a Su oído y le susurraré: "Sin mis amigos no habría podido llegar aquí".
6 comentarios:
Buen post hermano Gusmar. Y le damos gracias a Dios por todos los amigos cristianos que él nos ha provisto y que han hecho que de nuevo volvamos a fijar los ojos en Cristo.
Saludos desde México.
Bien dice en proverbios: "Atended el consejo, y sed sabios, y no lo menospreciéis" (Pr.8:33).
"El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo al hombre" (Pr. 27:9).
Que bendición tener amigos que nos aman tanto como para confrontarnos cuando hace falta.
Bendiciones Gusmar
Así es Isa, una vida sin amigos ìncrementaria nuestros errores.Gracias a Dios por ellos.
Hola Claudia, me gustan esos proverbios, precisamente, hace un par de Dios decidì detenerme en ese bendito libro de la Biblia
Que bella comparacion.Me gusta esta manera de dibujar nuestra debil humanidad.Sin duda los amigos son algo especial,algo unico,sobre todo aquellos que nos ayudan en este caminar.
Muchos saludos.
Hola Brisa, claro que no hay lugar a dudas sobre eso. La aistad es un tesoro, un verdadero tesoro
Uf, estas películas son de mis favoritas. Me alegra que las hayas disfrutado y que hayas encontrado hermosas lecciones.
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