Soy aquel que una vez fue el muchacho que conociste. ¿Te acuerdas?
El que pensó podía ser el rey del mundo. Cuyas decisiones no pesó jamás en la balanza de la razón y siempre avanzó confiando en las fuerzas que creyó tener.
Llevaba sobre mis hombros las cargas que no debía llevar. ¿Recuerdas que no podía estar tranquilo en un solo lugar? Yo ya no sonrío al recordarlo.
Estaba lleno de proyectos y vacío de vida.
Pretendía volar hasta el nivel más alto, como si esto fuera fundamental. Rodeado siempre de gente pero desnudo de compañía. Viviendo la vida como si ésta fuera corta, como si fuera solo un impulso.
Seguro me recuerdas corriendo en todo momento, sin ánimo de detenerme a mirar los ojos, sin tiempo de escuchar el alma. Descansando en constantes compromisos, empeñado en convertir la noche en día. Queriendo ser amo del tiempo. Huyéndole a la quietud, bailando con la distracción
¿Recuerdas que perseguía estrellas fugaces cuando solo debía contemplarlas? Creí que podía vivir a base de fórmulas.
Me escondía del silencio y temblaba ante la soledad. Claro, era un secreto; yo no hablaba de mis debilidades, podía perder la competencia. ¡Guardé tantos secretos! Se hacen pesados con el tiempo, y a veces tienes que aprender a soltarlos y otras veces la misma vida te obliga a soltarlos, o más bien a vomitarlos. Es horrible el sabor que queda de ellos, pero el tiempo también lo va borrando.
¡Y pensar que le tuve miedo! Sí, le temía al tiempo, y hoy sonrío con él. Me ha enseñado buenos juegos. Que irónico, antes no tenía tiempo para los juegos y hoy me empeño en ser de nuevo un niño.
Hoy soy tan diferente, y no digo que mejor o peor, tampoco sé a ciencia cierta si es bueno o malo no ser el mismo, tal vez mañana pueda saberlo. Ahora me conformo con ver las estrellas fugaces pasar, entendí una noche que ellas no existen para ser perseguidas. Creerás que ahora soy un tonto, pero a veces, cierro mis ojos y pido un deseo. Un día te hablaré de mis deseos, tal vez nos reiremos juntos. Sí, ahora suelo reír, es decir, reír de verdad.
Ya no vivo tan deprisa, me cansé de correr. Y cuando solo caminas te das cuenta que hay muchas cosas que solo puedes disfrutar caminando, como la compañía de verdaderos amigos, la brisa de la mañana en estos días de extraño invierno, como la sombra de un árbol bajo el sol de mediodía, como la sonrisa de un niño que sin conocerte te la regala.
Ahora me sobra el día, puedo tomar un café a las seis de la mañana, puedo sentarme a desayunar en cualquier kiosco cuando así lo quiero, y escuchar a un anciano hablar sus nostalgias mientras lee el diario. Ahora hasta me alcanza para cazar historias, y la noche es noche, me alcanza para mirar la luna…
Hay tantas cosas que pudiera decirte, por ahora creo que esto es suficiente. Solo fue un asalto de nostalgias, pues ahora el tiempo me alcanza para sentirlas… Seguro un día de estos nos vemos… Solo quería advertirte que ya no pretendo ser el rey del mundo…
El que pensó podía ser el rey del mundo. Cuyas decisiones no pesó jamás en la balanza de la razón y siempre avanzó confiando en las fuerzas que creyó tener.
Llevaba sobre mis hombros las cargas que no debía llevar. ¿Recuerdas que no podía estar tranquilo en un solo lugar? Yo ya no sonrío al recordarlo.
Estaba lleno de proyectos y vacío de vida.
Pretendía volar hasta el nivel más alto, como si esto fuera fundamental. Rodeado siempre de gente pero desnudo de compañía. Viviendo la vida como si ésta fuera corta, como si fuera solo un impulso.
Seguro me recuerdas corriendo en todo momento, sin ánimo de detenerme a mirar los ojos, sin tiempo de escuchar el alma. Descansando en constantes compromisos, empeñado en convertir la noche en día. Queriendo ser amo del tiempo. Huyéndole a la quietud, bailando con la distracción
¿Recuerdas que perseguía estrellas fugaces cuando solo debía contemplarlas? Creí que podía vivir a base de fórmulas.
Me escondía del silencio y temblaba ante la soledad. Claro, era un secreto; yo no hablaba de mis debilidades, podía perder la competencia. ¡Guardé tantos secretos! Se hacen pesados con el tiempo, y a veces tienes que aprender a soltarlos y otras veces la misma vida te obliga a soltarlos, o más bien a vomitarlos. Es horrible el sabor que queda de ellos, pero el tiempo también lo va borrando.
¡Y pensar que le tuve miedo! Sí, le temía al tiempo, y hoy sonrío con él. Me ha enseñado buenos juegos. Que irónico, antes no tenía tiempo para los juegos y hoy me empeño en ser de nuevo un niño.
Hoy soy tan diferente, y no digo que mejor o peor, tampoco sé a ciencia cierta si es bueno o malo no ser el mismo, tal vez mañana pueda saberlo. Ahora me conformo con ver las estrellas fugaces pasar, entendí una noche que ellas no existen para ser perseguidas. Creerás que ahora soy un tonto, pero a veces, cierro mis ojos y pido un deseo. Un día te hablaré de mis deseos, tal vez nos reiremos juntos. Sí, ahora suelo reír, es decir, reír de verdad.
Ya no vivo tan deprisa, me cansé de correr. Y cuando solo caminas te das cuenta que hay muchas cosas que solo puedes disfrutar caminando, como la compañía de verdaderos amigos, la brisa de la mañana en estos días de extraño invierno, como la sombra de un árbol bajo el sol de mediodía, como la sonrisa de un niño que sin conocerte te la regala.
Ahora me sobra el día, puedo tomar un café a las seis de la mañana, puedo sentarme a desayunar en cualquier kiosco cuando así lo quiero, y escuchar a un anciano hablar sus nostalgias mientras lee el diario. Ahora hasta me alcanza para cazar historias, y la noche es noche, me alcanza para mirar la luna…
Hay tantas cosas que pudiera decirte, por ahora creo que esto es suficiente. Solo fue un asalto de nostalgias, pues ahora el tiempo me alcanza para sentirlas… Seguro un día de estos nos vemos… Solo quería advertirte que ya no pretendo ser el rey del mundo…
4 comentarios:
Tus palabras son fantásticas! al leerlas ahora en un momento tan bueno para mí (mis amigas vienen a traerme mi regalo de cumpleaños je je, aunque es la semana que viene) aún me parecen más serenas y bonitas (y quien lee tiene el derecho a interpretar e reinterpretar como guste, aunque creo que el sentido de lo escrito es también ese, el de disfrutar de la serenidad y la alegría de estar vivo!). Me ha encantado! feliz fin de semana!!! ... a mí la luna me encanta!
Cambiar... qué diferencia! Cuando disfrutas de la vida tal y como es, con cosas tan naturales como la luna, la sonrisa de un niño, la arrogancia, o la expresión del dolor y la alegría.
Me parece que hemos sido creados para vivir así... ¿no te parece? Disfruta de ello, pues! De la libertad que has hallado en este cambio, y no sufras demasiado por lo que te muestran ahora los ojos abiertos que ya no puedes cerrar.
wow! dejame y te digo que estas palabras me tocaron el alma mi amigo, las senti tan sinceras wow, cuanto te admiro, y no te creo tonto, no! te creo capaz y lleno de deseos, realamente eres mi amigo, y me llena de orgullo decirlo a quien sea, eres una nota! y si espero tanto pronto poder reir al recordar juntos todo lo que escribiste, dejame y te cuento un secreto nunca nadie habia escrito para mi. te quiero mcuhisimo mi gran amigo. y estoy orgullosa de lo que eres y de lo que estas hecho!!!
Como siempre, un espejo tus letras mi amigo gemelo.
Seguimos hablando.
Un abrazo.
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