lunes, 9 de junio de 2008

HABLANDO DE PROMESAS.

A razón del post anterior publicado el viernes 6 de junio titulado UNA PROMESA ES SOLO EL INICIO he decidido hoy extraer una porción de un manuscrito que escribí hace dos años, y cuyo tema se relaciona con el post anterior, para presentarlo como una continuación. El manuscrito lo he llamado EL SENDERO DE UNA PROMESA, aun no lo he publicado ni lo he presentado a un editor, pues espero el mejor momento. Espero que esta porción sea de bendición para ustedes.


Cuánto tiempo esperando respuestas, qué necesarias son. Miramos al cielo consciente de la existencia divina, consciente de que una palabra del Creador y todo cambiará, no sospechamos que hay un error en la forma como percibimos esto.

Cuando Dios rompe el silencio y vemos el cielo abrirse para nosotros estamos listos para ver nuestros temores huir, y desaparecer la insatisfacción, pero pasan los días y nada ha cambiado.
Cuando un capítulo se cierra señala el inicio de otro.

Una promesa divina es solo el inicio de una serie de circunstancias que nos capacitarán para disfrutar de su cumplimiento.

Cuando Dios comunica una promesa sólo está haciendo eso, comunicando; no significa que acaba de tomar tal decisión.

Su promesa es parte del plan que ha elaborado hace siglos. Antes de nuestro nacimiento Él tomó la decisión que ahora te comunica como una promesa. No hay razón para pensar que de plano las circunstancias se tornarán a tu favor. Dios quiere afectar tu ser interior, quiere darte un ancla para que estés firme en medio de la tempestad, darte una razón para avanzar y estar sobrio.

La promesa de Dios no debe afectar tus emociones, más bien tu actitud, tu noción de la vida. Cuando permites que esta afecte solo tus emociones, pondrás tus manos en el timón y querrás observar como las aguas reposan y los vientos cesan; pero cuando permites que sea tu actitud la afectada, pondrás tus manos en el timón y estarás listo para timonear tu alma en medio de la tempestad.

El cansado pescador estará mucho tiempo con sus manos en el timón esperando que la tempestad se calme, pero pronto se dará cuenta de la necesidad de timonear. Casi al final de su vida, después de llevar años timoneando, seguro del conocimiento adquirido a lo largo de la vida y llevado de la mano por aquel que le prometió una vez hacerlo pescador de hombres, escribió:

"Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magnificas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina".
(2 P. 1:4; NVI).

Años antes ni él mismo, imaginó que escribiría estas palabras, no estaba familiarizado con ese léxico, no tenía el conocimiento necesario. Sus palabras y actitudes se limitaban al contexto en el que se desenvolvía; ahora ha entendido que una promesa es solo el inicio, y que hay un sendero entre la promesa y su cumplimiento, yo lo he llamado: el sendero de la promesa, sendero por el cual podemos escapar de la corrupción del mundo, sendero en el que nos despojamos de los malos deseos que originan tal corrupción; ese sendero, al llevarnos al cumplimiento de las promesas, nos lleva también al propósito de tales promesas: permitirnos tener parte en la naturaleza divina.

El pescador conocido como Simón, caminó por el sendero de la promesa; al principio desorientado, pero luego se convirtió en un guía para quienes iniciaban su recorrido por el sendero. Como quien llega a una ciudad sin conocerla y decide tomar un autobús, sin saber a donde se dirige, sólo para contemplar algunas calles, y luego se da cuenta que está perdido y no sabe a dónde regresar; pero basta algunos meses en la ciudad para conocer los puntos estratégicos y ubicarse... algunos años después está listo para orientar a otros que llegan a la ciudad y pasearlos por todos los rincones de la misma.

Mientras caminas por este sendero conocerás la razón por la cual las cosas a tu alrededor no cambian por sí sola, aprenderás a generar el cambio partiendo de tu cambio, aprenderás las lecciones básicas que te capacitarán para recibir el cumplimiento de la promesa que Dios te regaló.

No sé en que punto del sendero te encuentras, pero si te has detenido, o haz sido forzado a detenerte por las circunstancias adversas, y llevas tiempo pensando que no vale la pena continuar; puedo decirte que si vale la pena, pues si recibiste una promesa, haz recibido un cupón para su cumplimiento.

Al final del sendero encontrarás no solo tu promesa cumplida, también el conocimiento pleno de la razón de ésta, y ese conocimiento estará ligado a tus decisiones, a tu comportamiento, a tu voluntad; tus prioridades serán otras, las mismas de tu Creador, tus intereses serán otros, los mismos de tu Creador. Tus sentimientos, tu carácter, tu ética, serán fieles réplicas de los aspectos de la condición divina; tus percepciones serán el resultado del conocimiento de Dios.
Entonces contemplarás el sendero desde el final y te aseguro que compartirás la reflexión que quizá ya muchos han formulado:

"¿Quién iba a pensar que una promesa, sería solo el inicio?”

6 comentarios:

Keila dijo...

Uy, Gusmar, sí suena a libro. Adelante! Oye, me encantó la frase que dice que las promesas de Dios no deben tocar las emociones, sino la actitud. Lo que necesitamos es ese cambio de visión, de noción. ¡Excelente! ¡Gracias!

GUSMAR SOSA dijo...

Hola Keila, la verdad que es un peligro cuando solo nuestras emociones son afectadas, tendemos a actuar pensando en que podemos "ayudar" a Dios a cumplir la promesa que hemos recibido, pero la verdad es que alargamos aun más la distancia al final del sendero. Saludos.

Anónimo dijo...

Mas disparos.

Gracias por compartir con tus bellas letras.

Saludos!

Patricia Fiorella dijo...

Amigo Gracias me haz hecho recordar en que parte del camino me he quedado, reflexionar si me he detenido o sigo avanzando y si lo he experimentado y lo estoy experimentando cuando tomas el timon de la barca y vienen esas tempestades esa promesa es como tu ancla, es tu guia y dirección te permite ver las cosas como Dios quiere que las veas...Y esa promesa no indica que la calma es instantanea, sino que hay todo un largo camino aún por recorrer. Pero esa promesa te recurda que Él no es hijo de hombre para que se arrepienta o se equivoque. Saludos mi gran amigo Gusmar Dios te Bendiga Grandemente

GUSMAR SOSA dijo...

Hola Brisa, espero sean disparos de gracias, jejejeje.Saludos.

GUSMAR SOSA dijo...

Patty, así es, Él no miente, Él perfecciona antes de cumplir a fin de estar capacitados en el momento del cumplimiento. Abrazos.