domingo, 15 de abril de 2012

HISTORIAS DE ABRIL V.

A veces nos vamos perdiendo mientras creemos avanzar, nos obsesionamos con progresos, aventuras; nos adherimos a un estilo de vida ajustando el transitar a las analogías que creemos encontrar… Que la vida es una carrera, que es una batalla, que es un sendero y tantas cosas más… Vamos apegándonos a conceptos: libertad, independencia, éxitos… Conceptos que nos hacen esclavos y nos encajonan en una gama de juegos y así, sin darnos cuenta, somos la más tonta descripción de lo que es la vida...


Al cabo de un rato, un rato en el transcurrir del tiempo, creemos despertar; y de nuevo el afán por vivir de otra manera, y seguir rodando, transitando, huyendo o entregándonos, creyendo que ahora somos libres, pero ¿existe la libertad? Supongo que existe mientras la añoramos, porque en nuestra memoria hay recuerdos de aquella vez cuando tal vez sí fuimos libres… Antes de que existieran los conceptos e incluso las palabras…Y tal vez la libertad nunca más volverá a ser igual, porque nunca podremos olvidar las palabras, los conceptos, las analogías, porque nunca podrá la mente detenerse en el afán involuntario de pensarlo todo…


Él lo pensó, durante mucho tiempo… Jamás sería libre otra vez, porque eres esclavo de la sed y al saciarte eres esclavo de la satisfacción de no sentirla más… Se declaró esclavo, pero en su propio afán decidió que no sería esclavo de la esclavitud, sino de la independencia. Con arrogancia lo desconoció todo, se arrojó en contra de todo y en dirección contraria hizo de su andar un concepto. Se declaró no pertenencia, se alejó de los pueblos, andando por todos los senderos, negándose el recuerdo. Desafió los cielos y los infiernos, desafió sus dioses y sus demonios.


Hasta aquella mañana presumió su independencia, su nomadismo... Nunca antes dolió ser esclavo o libre, hasta entonces nunca sangró su alma forastera... Al ver sus ojos, quiso ser su pertenencia, quiso tener el valor de aceptar su cobardía disfrazada de coraje y rendirse frente a ella... La contempló religión y salvación, mientras la descubría como sendero y vida... Y entendió que su vida siempre fue aire esperándola, para ser aliento respirado por ella, esperando moribundo sin aliento...


Y conoció el infierno, al saber que hasta entonces su existencia había sido existencia sin ella... Y aunque después de verla se preguntó cómo podría seguir viviendo sin caminar a su lado no tuvo el valor… Algunos vicios terminan venciendo el alma…


Aquella mañana, por un momento, no existieron las dudas. No hubo espacio para las dudas, porque tampoco existió el espacio; no hubo tiempo para las dudas, porque aquella mañana ella ocupó el espacio de sus tiempos. No existieron los recuerdos, no existieron las palabras porque ella  fue su memoria, aquella mañana por un momento supo que la vida no es un concepto… 

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