miércoles, 16 de diciembre de 2009

VUELVO CON LA SERIE "¿DIOS?"... EL "¿DIOS?" TIRANO Y ADORABLE...

Él tocó a mi puerta aquella mañana y no lo sabía pero yo estaba justo aquí desarrollando una serie titulada “¿Dios?”, de la que luego publiqué algunas partes por este medio. Me buscó porque somos amigos, aunque en aquel entonces transitábamos veredas distintas, aun así nos habíamos planteado una serie de treguas que creímos necesarias.

Pasó y vi en su rostro gran aflicción. Ya había visto ese rostro, era el resultado de una mezcla mortal de confusión y frustración. Me relató aquello que le afligía, y yo lamenté todo como si la desgracia fuera propia.

Nuestra amistad nació en los pasillos de una institución teológica, meses después de la muerte de uno de sus hermanos. Para entonces yo era forastero en tierras lejanas”, vivía alquilado en una habitación para estudiantes, estaba lejos de la casa de mis padres y de todo lugar hasta entonces conocido. Dos meses después de conocernos me había pedido que viviera en su hogar, junto a él y su madre, y su proposición vino a ser como un oasis en el desierto, eran días duros para mí. Pasábamos horas discutiendo temas, leyendo libros, preguntándonos mucho sobre el mundo que conocíamos, yo apuntaba ya hacia la salida de aquel mundo mientras él se sentía incomodo ante tal posibilidad. Al cabo de un año muchas cosas cambiaron a mi favor y volví a mi independencia solitaria. Nos mantuvimos cerca, tanto como las ocupaciones nos permitían. Y mientras yo me desligaba cada vez más de los deberes de “un líder cristiano” mi amigo iba escalando los peldaños de una organización cristiana.

Luego de su relato, con un dolor que no es natural sino condicionado al igual que su argumento, concluyó diciéndome: “Creo que Dios me está pasando factura de algunas cosas pendiente o será un proceso de Dios”.

Y en ese punto mandé “mandé al diablo” aquella tregua.

-Sí que es cruel tu Dios…

Le dije, con desnuda ironía. Y allí comenzó una fructífera conversación que algún día tenía que suceder entre ambos.

Me llena de ira escuchar, leer en el facebook, recibir mensajes de amigos e incluso correos electrónicos de amigos en los que me comentan ciertas desgracias y atribuyen estas a “Dios” tratando de que tan tonto argumento los redima del dolor. Sin darse cuenta el hombre, y sin querer saberlo, se ha dibujado un “Dios” tirano, eso sí “tirano y adorable”. Que juega con la felicidad humana, que te cobra tus errores después que te acostumbras a la comodidad, que ofrece perdón pero no olvida las consecuencias, que es consuelo fácil, doloroso pero fácil, que no debe ser cuestionado pues las consecuencias podrían ser aun peores, y se fabrican mensajes con argumentos tristes como “No cuestiones el proceso de Dios en tu vida”, “A Dios no hay que entenderlo”, etc.

Yo me pregunto (¡diablos que me lo pregunto!) ¿Acaso no podemos desprender, en nuestro afán y pretensión de interpretar los infortunios, el origen de éstos de una “voluntad divina”? Es decir, podría ser que ningún dios tenga que ver con nuestras desgracias, podría pasar que éstas no sea ninguna consecuencia de nada, ¿no hay más veredas para la interpretación de nuestros sucesos? Claro que hay una pregunta más allá ¿Por qué necesitamos interpretarlos? Y creo que, en muchos casos, la respuesta a esta última pregunta responde al por qué muchos necesitan creer en una voluntad divina, en un Dios tirano y además adorarlo…

Y si el “dios” creador, y el “dios” en quien debo creer es este que me dibujan tirano y adorable pues prefiero caminar entre los laberintos de mi ateísmo arriesgándome a no encontrar la salida…

1 comentario:

David López-Cepero dijo...

Brother, si permites a un caminante peregrino irrumpir desde el silencio de los días sin fin, quiero unirme a tu grito y decir sí.

Sí, la vida es vida, y trae sus propios problemas y quehaceres, y Dios está ahí, pero pienso que culparle de todo es de ignorantes... Hay cosas que tienen que pasar, que nos vienen sin avisar, pero no, no siempre Dios las manda, quizás a veces, con un propósito, pero no tanto como la gente dice, quizás sean la menos.

No es de ateo el aprender a conocer cómo es Dios, ni abrir los ojos para descubrir que la "vida que vivimos puede tener vida propia".

Un abrazo afectuoso desde una cueva lejana.